Síguenos en redes sociales:

Del cayuco a la trainera

El senegalés René Thiare, que huyó de Mauritania a las Islas Canarias hace cuatro años, es el único remero negro de las ligas del Cantábrico: defiende los colores de Ondarroa en la 'Antiguako Ama'

Del cayuco a la traineraFoto: david de haro

Bilbao

sobre la rampa del puerto donostiarra, en el muelle, una figura observa impresionada la marea azul de los aficionados de Urdaibai que celebra el éxito de la trainera bermeotarra. Serio y en silencio, René Thiare no puede creerse que una regata sea la excusa para crear tanta expectación: "Uff... Había mucha gente", resopla días después. Por dentro, una idea le baila en la cabeza. Tanta trainera desfilando ante sus ojos le hace sentir una pequeña decepción. No está la suya, la que le gustaría poner a prueba ante las mejores tripulaciones del cantábrico. Sería el deseo de un remero cualquiera de tantos clubes de ARC-1 y ARC-2. Pero René no es como los demás remeros. No es diferente, simplemente es excepcional.

René nació hace 22 años en Senegal. Allí se crió humildemente junto a su familia. A pesar de las dificultades a las que se ve sometido el continente negro, René Thiare creció conociendo las bondades y oportunidades que brinda el deporte. Allí cogió sus primeros remos, pero confiesa que la modalidad en la que compiten en Senegal se parece más al piragüismo que a la técnica utilizada en las bancadas de las traineras del Cantábrico. Su musculatura también probó en África lo que se siente practicando la lucha.

Pero a los 18 años René tomó la misma decisión a la que se ven abocados millones de africanos para intentar tener una vida mejor. Emigró a Mauritania y desde allí se jugó la vida viajando en un cayuco hasta las islas Canarias. "Me fui respaldado por amigos y compañeros", recuerda el joven africano. El archipiélago español fue la puerta por la que entró en Europa. Una vez dado el salto, había que completar la hoja de ruta: "De Canarias me fui a Madrid en avión. Tengo un tío que vivía en Ondarroa". Y allí se fue, con sus pocas pertenencias y el sueño de encontrar un trabajo en el puerto vizcaino. Cuatro años después se siente totalmente integrado en Ondarroa: "Aquí estoy muy feliz con mis compañeros de equipo y mis amigos".

Dispuesto a buscarse su hueco en Ondarroa, René Thiare probó suerte como carpintero en el puerto. Pero la crisis del sector trastocó sus planes. El pescado que entraba en el puerto fue disminuyendo y dificultó que encontrase un trabajo estable. "Después he trabajado varias veces de albañil", explica, "pero ahora estoy buscando un trabajo. Está difícil, pero hay que insistir y seguir buscando".

Iban, un amigo suyo, le hablaba todos los días del club de remo de la localidad e insistía en que fuese a entrenar. Tanto fue el cántaro a la fuente que al final el joven senegalés terminó acercándose a las instalaciones del club. El proceso de aprendizaje no fue sencillo: "Yo estaba todos los días entrenando en el foso y al final el entrenador me cogió para meterme en la trainera. Ahora estoy muy bien, pero me ha costado mucho aprender a remar. Mucha gente me decía que no iba a seguir porque el remo es muy duro, pero he aguantado muy bien porque no estaba solo. Han estado ahí los amigos para ayudarme. Había que venir todos los días aquí a trabajar para estar en buenas condiciones. Es muy duro estar en el foso sufriendo. Solo. Ahí aprendí a remar".

Pero por fin llegó el momento de dar el salto a la trainera y probar las inquietas olas del Cantábrico. René suspira cuando recuerda esa primera vez en las bancadas: "La primera vez que me senté en una trainera fue muy duro, pero hay que hacerlo. La verdad es que me gustó mucho".

No solo le gustó, sino que además se le da bien. Hoy en día es titular en el equipo que entrena Jon Lete. Boga como cuatro de estribor, en la tripa de la trainera, donde hace falta mucha fuerza. En esa bancada ha saboreado las mieles de la victoria. En ARC-2 ha ganado este verano cuatro banderas, pero él se queda con la conquistada al inicio de la temporada: "El mejor recuerdo es la regata de Elantxobe, porque Colindres y Getaria nos metían unos segundos y les remontamos para ganar la bandera". Así todo, todavía tiene la esperanza de que el mejor momento esté por llegar, cuando una serie de carambolas con los descensos de Orio y Orio B les dé una plaza en la categoría de plata.

Cuando piensa en el futuro, René tiene un pequeño dilema. Por un lado siente los rigores del remo. "Estoy pensándome mucho si sigo remando la temporada que viene, porque la temporada se hace muy larga. Lo tengo que pensar mucho". Pero, por otra parte, le gustaría llegar a las cotas más altas: "Mi sueño dentro del remo es remar en ACT. Sí creo que sería bueno cambiar a otro club, pero de momento estoy en Ondarroa". Parece que, por ahora, René seguirá siendo el pionero africano en las bancadas de la Antiguako Ama.