El trino de los pájaros ha sido sustituido por la música tecno a todo trapo, los paseantes y senderistas han sido desplazados por jóvenes de variado pelaje, y la paz del campo se ha convertido en bullicio. Todo esto ha hecho que los vecinos de la comarca soriana de Pinares estén indignados con la acampada ilegal en Pinar Grande de 3.000 jóvenes de varios países europeos. Reunión que les impide conciliar el sueño por el ruido de la música electrónica que suena en esta quedada, bautizada como Spaintek 2011.
La indignación entre los vecinos y turistas de esta comarca, situada entre la Sierra de Urbión y el pantano de la Cuerda del Pozo, la que atrae más visitantes en la provincia de Soria, ha ido en aumento desde que el viernes los jóvenes -convocados a través de internet- fueran llegando a Pinar Grande, la joya de los montes propiedad de la Mancomunidad de los 150 Pueblos de la Tierra de Soria y el Ayuntamiento capitalino.
En el cartel que indicaba que está prohibido acampar, los acampados han pintado con grandes letras Teknival, el nombre con el que se conoce a los festivales itinerantes y sin convocatoria oficial para vivir la fiesta al ritmo de la música electrónica -hay 9 discotecas habilitadas con enormes bafles- y en medio de la naturaleza. Tras el fin de semana se ha reducido el número de acampados a orillas del pantano de la Cuerda del Pozo, que ayer disfrutaban a su manera de la llamada fiesta grande -veinticuatro horas continuadas- que marcará el regreso de algunos de los participantes a sus lugares de origen -Francia, Holanda, Italia y Bélgica-, pero que para otros significará un punto y seguido para continuar el resto de la semana.
Mientras ellos continúan con su programación festiva, los habitantes de la comarca de Pinares han levantado la voz para denunciar a las autoridades la falta de medidas para terminar con la música a muchos decibelios que está impidiendo conciliar el sueño a personas que viven a más de ocho kilómetros de distancia. Y es que la música electrónica se ha oído de forma machacona en Vinuesa, Molinos de Duero, Abejar e incluso en municipios más distantes como Covaleda e incluso el burgalés de Regumiel de la Sierra.
Antonio García Abad, vecino de Vinuesa y exembajador en Finlandia y Francia, puso voz al malestar existente por esta ocupación "inaceptable" de un monte comunal "sin permiso": "Si las autoridades no pueden solucionar esto, entonces ¿para qué están?".
Andrés García, panadero de Molinos de Duero -situado a tres kilómetros de la quedada- lamentó el daño que se pueda estar haciendo al monte, desde suciedad hasta el peligro real de incendio, mientras que por cosas menos graves, como bajar una piragua al pantano, se imponen multas de hasta 300 euros.
Miguel Bonilla, alcalde de Molinos de Duero, apuntó que las autoridades tenían que haber empezado a actuar, para evitar la acampada, el viernes por la mañana. "Que no me digan que en un país como España no pueden desalojar a tres mil personas, porque no se lo cree nadie", expresó indignado.