ON sus casi 100 kilómetros, el complejo kárstico de Ojo Guareña, ubicado en Burgos y el segundo de los conjuntos de cuevas más extenso del Estado, presenta un mundo oculto bajo superficie para rastrear la evolución histórica desde el Paleolítico Medio hasta hoy. Además, en el exterior ofrece múltiples rutas para recorrer a pie o bicicleta, entre una rica flora y fauna.

Uno de los 10 complejos de cuevas más grandes del mundo y ubicado en Quintanilla del Rebollar, en terrenos de Las Merindades de Sotoscueva, Espinosa de los Monteros y Montija, Ojo Guareña es de interés especial para los aficionados a la espeleología, ya que en él se han localizado santuarios prehistóricos y especies únicas de invertebrados cavernícolas.

La presencia de diversos niveles, algunos de los cuales están fosilizados y otros son hidrológicamente activos, dota a esta zona del complejo de un extraordinario interés morfológico, hidrológico, científico y didáctico. En su interior se han encontrado varios santuarios prehistóricos y 63 especies de invertebrados cavernícolas, de las cuales cuatro son exclusivas de estas cuevas.

Antes de realizar cualquier visita recomendamos acudir a la denominada Casa del Parque, que ofrece toda la información necesaria para conocer sus secretos con monitores locales y especializados, folletos y guías. Actualmente se pueden visitar dos cuevas, la de la ermita de San Bernabé y la Cueva Palomera.

La primera, en 45 minutos, muestra la Pila del Santo, la galería de los Silos y la ermita dedicada a San Tirso, conocida como San Bernabé. Cuenta con pinturas murales anónimas del siglo XVI.

Lugar para divisar desde miradores como los de Alto Concha, Retuerta o Pico del Cuerno, o practicando deportes de naturaleza, presenta una fauna rica formada por aves rapaces en su mayoría. En las cuevas se localizan algas, hongos y bacterias, y su red de senderos permite realizar rutas.