El sueño, inalcanzable para la mayoría, de muchos aficionados a los coches es poder tener un Ferrari. La pesadilla tiene que ser sacarlo del concesionario y estrellarlo en tan sólo 3 kilómetros. Y eso es lo que le sucedió el pasado viernes a un británico en la localidad inglesa de Derby.

El hombre había adquirido un Ferrari 488 GTB de segunda mano. Era de 2017 pero su primer dueño apenas le había hecho 21.000 kilómetros. Vamos, que el nuevo comprador sentía que lo estrenaba. Y aunque no ha trascendido lo que pagó, ese modelo en el mercado de ocasión cuesta en torno a 300.000 euros.

Según cuentan testigos, el concesionario se encuentra en el extremo de una larga calle y el accidente tuvo lugar en la otra punta de la calle, sólo 3 kilómetros después de haberlo sacado impecable del punto de venta. La noticia la reveló la Policía de Derby en sus redes sociales, algo que mucha gente pensó que era una broma ya que el 1 de abril en muchos países equivale al 28 de diciembre en España y se gastan inocentadas. De hecho la Policía tuvo que aclarar después que no era una broma.

Al parecer, el conductor perdió el control del deportivo italiano y lo estrelló contra las protecciones metálicas de la carretera, sin implicar a más vehículos y sin sufrir daños personales. Eso sí, el Ferrari sufrió importantes desperfectos en el capó, los faros y el paragolpes delantero. Nada que no pueda ser reparado, pero a buen seguro que a un precio desorbitado.