a ritmo de reguetón. Así baila y late Ema, el último trabajo del realizador chileno Pablo Larraín. Y precisamente su país natal es protagonista y escenario del largometraje, en el que el director retrata a la nueva generación de jóvenes chilenos, a la par que realiza una crítica al sistema de adopciones en Chile. "Es un trauma que queríamos analizar", explica Larraín, para recordar que en el país andino, entre 2010 y 2015, 54 adopciones resultaron fallidas.

Entre ellas podría estar Ema, una bailarina de reguetón cuya vida se desestibiliza tras un incidente, a partir del cual se divorcia y entrega en adopción al hijo que en su día adoptaron -al que no supieron educar- y se embarque en una liberación personal. Como si tuviera fuego en las venas.

El arte, el deseo y la familia moderna son los ejes sobre los que gira Ema, que se estrenó en la Sección Oficial del Festival de Venecia.

Si bien en anteriores proyectos como en las películas Jackie (2016), Neruda (2016) o No (2012), Larraín viajaba a épocas anteriores, con Ema mira directamente al ahora, al presente: "Creo que esta película es un testimonio del hoy. Los jóvenes de la generación que vemos en pantalla, que probablemente nacieron durante este siglo o en años anteriores, pertenecen a una generación que baila sin ningún tipo de vergüenza", explica el cineasta chileno sobre un retrato cuyo máximo exponente es el personaje de Ema.

"Está motivada por un implacable individualismo, ya que claramente sabe lo que quiere y es capaz de seducir a quienes la rodean para perseguir su destino", avanza sobre una película que, a su juicio, no está cerrada: "Pertenece a un espacio al que cada espectador podrá entrar y salir, sintiéndose más o menos próximo a ello en base a su biografía".

Un debut y un reencuentro La joven actriz Mariana di Girolamo debuta en la gran pantalla con este largometraje, después de que Larraín la localizase al ver una fotografía suya en un periódico local. Comparte protagonismo con Gael García, "un genio" con el que Larraín se reencuentra tras haber rodado juntos la película No y Neruda. Junto a ellos ha desarrollado un filme en el que ha aprendido mucho sobre la juventud chilena, según confiesa: "Me ha sorprendido ver que tienen códigos específicos, entienden el mundo de otra manera".