eL yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, ubicado en la Llanada Alavesa, acaba de retomar este verano el exitoso programa de visitas guiadas que permite a sus visitantes, a lo largo de algo más de una hora de recorrido, conocer de primera mano uno de los yacimientos romanos más importantes no solo de Araba sino de Euskadi y, de paso, las costumbres de sus pobladores en el pasado, incluso antes del nacimiento de Jesucristo. El conjunto de Iruña-Veleia fue un antiguo poblamiento indígena cuyos orígenes se remontan al siglo VIII a. C, aunque no sería hasta el s. I d. C cuando aparecieron las primeras viviendas romanas, denominadas domus. Calificado como uno de los bienes culturales más importantes de Euskadi, se ubica en el municipio de Iruña de Oca, entre Trespuentes y Víllodas, en lo alto de un espolón rodeado por un gran meandro del río Zadorra.

Las visitas al recinto arqueológico, que cuenta con una extensión de aproximadamente 11 hectáreas, son gratuitas, abiertas a todos los públicos y se llevarán a cabo todos los sábados de junio a septiembre al mediodía. La reserva no es necesaria, explican portavoces del centro, que aseguran que la visita permite “descubrir las costumbres y usos del siglo III d. C. y evidencias de épocas anteriores”.

edad de bronce Ante todo, Iruña-Veleia fue un gran poblado indígena cuyo origen se remonta al final de la Edad de Bronce, y que durante la Edad del Hierro tuvo una gran expansión, llegando a constituir ya en el siglo I d. C. uno de los más importantes y extensos núcleos urbanos de este territorio.

Tras sus primeras casas, construidas en el siglo I y con habitaciones que rodeaban un gran patio central con cisternas para el agua cubiertas con mosaicos, se produjo la época de mayor esplendor de Iruña-Veleia debido a la gran actividad comercial y urbanística que adquirió. La ciudad romana se convirtió en un punto de paso entre la península y el resto del continente europeo.

Hasta ella llegaban mercancías procedentes de todo el mundo, desde el vidrio africano hasta la vajilla de las Galias. Hoy en día, en el yacimiento todavía pueden observarse restos de la época, de sus mosaicos, edificaciones, enterramientos y de la muralla que se construyó para delimitar un asentamiento humano de algo más de 11 héctareas de extensión.