bilbao - Tuvo claro que quería ser actriz cuando acompañaba a Beatriz Carvajal, su madre, en la giras de teatro. Sabía que escogía una carrera difícil, pero era lo que más le gustaba en el mundo.

‘Derecho a soñar’, una serie muy coral, ¿no?

-La verdad es que sí. Trata de un bufete de abogados con temas que están de actualidad. Mi personaje es el de una abogada a la americana.

¿Hay diferencias entre abogados?

En Estados Unidos los abogados son mucho más agresivos. Allyson es una mujer que siempre obtiene lo que quiere. Es una mujer fuerte y decida.

¿Sin debilidades?

-No, tiene una debilidad, la única, es su chico, Jorge, está interpretado por Jon Arias. Su mundo se tambalea en el momento en el que fallece el padre de él y Jorge decide regresar a Madrid. Es cuando Allyson ve peligrar la relación, la posible boda.

Su trayectoria en las últimas temporadas está siendo brillante.

-No me puedo quejar. 2018, posiblemente, ha sido el mejor año de toda mi carrera. En octubre estrenamos la película de Gracia Querejeta, Ola de crímenes. Mi personaje se llama Evelyne, hago de cubana y soy la tata de la casa, la chica que cuida a la familia del personaje que interpreta Maribel Verdú. Estoy muy contenta y agradecida con la oportunidad que me dio Gracia, era un sueño trabajar con ella.

Siempre ha hablado de barreras raciales que influyen en la interpretación, ¿se han derribado?

-De un año para otro van cambiando las cosas, no se han derribado del todo, pero sí hay más posibilidades. El mercado se tiene que ir abriendo. Estoy pendiente de estrenar la nueva película de Marina Seresesky y estamos cuatro africanos en la película. Hay más gente de raza negra, también de otras razas, en el cine y la televisión, pero el tema va lento.

¿Ha influido en su trabajo ser hija de Beatriz Carvajal?

-No. Ella lleva el apellido Carvajal y yo llevo el Pla. Para que no me relacionasen con ella, utilicé mi apellido real. Tampoco he tirado mucho de decir de quién soy hija. Solo lo he dicho cuando trabajamos juntas en la obra de teatro Diablillos rojos.

¿Una renuncia en toda regla?

-Se puede decir que he renegado del apellido que utiliza mi madre; del apellido, no de ella.

Ella también renegó del apellido Pla cuando decidió ser actriz.

-Le pasó lo mismo que a mí. Su padre, mi abuelo, era abogado del consorcio de artistas. Ella buscó entre los tantos apellidos que tenemos para que no le dijeran que estaba trabajando por ser hija de Pla. Mi abuelo era un abogado muy conocido. El Carvajal me venía un poco grande, no me pegaba.

De hecho, se presentó a un casting para una serie en la que trabajaba ella sin decir de quién era hija.

-Fue en el casting de Compañeros y el director no me reconoció. Después, cuando ya pasé, se dio cuenta y me dijo: “¿Cómo no me has dicho nada?” Ya nos conocíamos, pero al ir yo con el pelo liso, medio rubio, le costó mucho relacionarme.

¿Con su marido, el actor Víctor Clavijo, ha coincidido trabajando?

-En una película que se llama Sicarius, pero fue un papel pequeñito, en el que le decía tres o cuatro cositas. Pero estoy deseando poder trabajar juntos y crear, además de relación de pareja, una de personajes.

¿Ha sufrido parones?

-Muchos, claro que he tenido parones, y largos. Por eso comentaba que de toda mi carrera este ha sido el mejor año. Estuve tres años trabajando en una tienda. Esperaba a que salieran cosas. Siempre lo he dicho, siempre lo han dicho, que esto es una carrera de fondo.

¿Tiene paciencia para esperar con tranquilidad a que le salga un trabajo de actriz?

-Si realmente te gusta, no te queda más remedio que esperar a que te salgo algo y puedas buscar una salida a tu pasión por ser actriz. Tienes que estar preparada para lo que pueda venir. Yo estuve tres años esperando pacientemente.

Puede llegar a ser desesperante.

-Y te desesperas, pero como tienes que trabajar te tragas todo y sigues adelante. Cuando sale un casting te vuelves a ilusionar, haces pequeños papeles, pero cuando ese papel termina, tienes que volver al trabajo.

¿Cómo se liberó de la tienda?

-En la tienda no estaba mal, pero no era lo mío. Me salió la función de la obra Razas y las cosas comenzaron a cambiar. Me fueron saliendo papeles, no como los de ahora, eran pequeños, pero me sirvieron para poder dedicarme a ser actriz de forma más completa. Pedí una excedencia y ahora estoy volcada en mi carrera. El personaje de Seis hermanas tenía una duración larga, no eran dos secuencias en un capítulo.

Dice su madre que usted estaba muy segura desde niña que lo suyo era ser artista.

-La acompañaba en las giras en la medida que me lo permitía el colegio. Al principio, me ponía sus trajes, sus pelucas, pero era jugando. No pensaba más allá del juego. Hubo un momento, que estando entre cajas en el teatro, fui consciente de que mi madre cuando utilizaba esos trajes y cambiaba la voz, hacía sentir emociones a la gente que iba a verla. Ese público lloraba de la risa o, simplemente, lloraba. La gente pasaba un buen rato viendo lo que ella hacía, ahí fui consciente de que eso era un trabajo y que había que tomárselo en serio, tener un respeto por la profesión si querías dedicarte a ella.

Una profesión difícil.

-Lo he comprobado. Pero cuando me di cuenta que lo que quería era ser actriz, intentaba hacer gestos, imitar voces, ya no jugaba tanto, me lo tomaba en serio.

¿Y no perdió la magia?

-Para nada. Yo continué con mis estudios y hasta que no se dio la oportunidad, no puse la idea en firme de que quería ser actriz; mi obligación era estudiar. Es cierto, que desde pequeña, cada vez que había una función de teatro en el colegio o la función de fin de curso, ahí estaba yo queriendo hacer todos los papeles.

¿Todos?

-Sí, era un poco egoísta. Ja, ja, ja? Me di cuenta pronto que eso no era posible. Es que me gustaba tanto ponerme a hacer personajes?

¿Le gusta más un género que otro?

-Debemos estar preparados para cualquier género que te pongan encima de la mesa. Me encuentro muy cómoda en el teatro, aunque me impone bastante. Da igual drama, comedia, debes estar preparado para lo que venga.

A su madre siempre la relacionamos con la comedia.

-Mi madre está clavada en la retina de toda una generación haciendo Un, dos, tres? y también mucha comedia. Pero ella va donde la llaman, la vida es así.

¿Es crítica con usted?

-Sí, por supuesto. Yo espero que lo sea. En cuanto he hecho un trabajo le pregunto qué le ha parecido, si veo que me alaba mucho, me busco a otra persona que me dé puntos negativos. Me gusta que me dé una de cal y otra de arena, no me gusta que todo sea bonito, la realidad no lo es.