Con motivo de su 53 cumpleaños, datado ayer sábado 30 de enero, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia nos concede una entrevista personal e imaginaria. "Tanto nombre es cosa de familia, ya sabes, cada casa tiene sus costumbres. Me vale Felipón a secas, o Flip, incluso Majestad si te lo pide el cuerpo", saluda campechano.

De cerca, Felipe impresiona, es más largo que una semana con cinco PCR. Acostumbrado a verle con el uniforme de lo que sea, tocado con gorra de plato o boina de medio lado, fajines varios, más condecorado que un árbol de Navidad, y banda azul con Toisón de Oro, sorprende que su atuendo consista en un pantalón de chándal caqui y una sencilla sudadera marrón con la inscripción I am the King of this house. Aclara que el chándal es de "cuando hice la mili" y la sudadera "un regalo de las nenas por el Día del Padre. Cuando no salgo, visto así, resulta más cómodo y me evito líos con Leti, que es muy mirada con la ropa de calle; alguna vez me hecho un lamparón en un coctel y wuuuu, quita, quita".

Recuerdo que, cuando le entrevistamos, su padre nos pidió que le llamáramos 'Suma', abreviatura campechana de 'Su Majestad'.

—Papá, qué tío. Cómo le va la marcha. Anduvimos en la Casa Real al revés que en las de los súbditos: el hijo controlando al padre. Cada vez que él salía me daba más miedo que un nublado. Y yo le preguntaba: dónde vas, papá. Y luego, lo de siempre: cuidado con esos amigotes; a ver a qué hora o qué día vuelves; no te lleves el Rolls Royce de los desfiles; no traigas amigas a casa€ En fin, todo eso que dicen los mayores a los hijos un poco balas, pero al revés. Al final, aparecía mamá con el batón de boatiné, las pantuflas de felpa y los rulos y me soltaba un déjale, que ese no tiene arreglo; ayyy, lo que te queda por aguantar. Señor, Señor, llévame pronto.

Me hago cargo. Al menos, lo peor de esa parte ya ha pasado.

—No creas. Las niñas han empezado a llamar a papá el abu. Y no es por abreviar abuelo. Es porque está en Abu Dhabi. Que creemos que no, pero son listas. Se dan cuenta de todo.

¿Cuál fue el peor momento de su vida?

—En la adolescencia lo pasé mal. En esa época, después de haberse desmaquillado y con el camisón puesto, mamá venía todas las noches a leerme un cuento, o cualquier capítulo de la constitución, a la cama. Al terminar, me daba un beso en la frente y me decía: Ahora eres el Príncipe Felipe, pero de mayor serás Felipe VI. Y eso me acojonaba. Porque yo pensaba: ¡De mayor descubrirán que soy otro hijo secreto de Camilo Sesto! Lloré mucho. Después me di cuenta de a lo que se refería realmente, valga la redundancia, mamá.

¿Cómo es la vida de un monarca contemporáneo?

—Muy achuchada. Para empezar, soy autónomo. ¿Te lo puedes creer? Cotizo el máximo, eso sí. Luego, tengo pluriempleo. Un no parar. Por un lado, capitán general de todos los ejércitos, que es un follón de órdago con tanto desfile, tanta jura de bandera y tanto grupo de Whatsapp. También tengo que firmar los decretos, que si no, se para el país; hay lunes por la mañana que me encuentro un montón así de decretos para firmar y que me he visto obligado a llamar a la Mutua para que manden un fisio a darme masajes en la muñeca. Después, jefe del Estado: venga tomar cócteles con embajadores, presidentes, primeros ministros, aguantar discursos más aburridos que una peli china de arte y ensayo, viaje para arriba, viaje para abajo€ Un sinvivir. Claro, y compagina eso con la vida familiar. No llego a todo. Y Leti tampoco. Hay veces que se me pasa a mí mandar al chófer al colegio a por las niñas€ y lo tiene que mandar ella. ¡Ah! Y se me olvidaba el tradicional discurso de Nochebuena. ¿Te parece que hay derecho de poner a trabajar a un autónomo en Nochebuena?

Tampoco se haga la víctima, que es sabido que lo graba usted los días anteriores.

—¿Es sabido? ¡No jodas! Bueno, pero esos son días que la mayoría de las fábricas y oficinas tampoco es que se trabaje a tope. A eso me refería.

Me ha citado usted un par de veces a la reina. ¿Qué tal es?

—Muy enérgica, entusiasta, viva. Los invitados enseguida se dan cuenta que no es de la familia. Además, es menuda. Ya lo dicen en vuestra tierra: la vaca pequeña, siempre txahala. Jajajaja.

Se trata de un antiguo refrán.

—Controlo cerca de doscientos. Es una asignatura obligatoria de los estudios para Rey Borbón, concretamente en la asignatura Campechanía II, que va con Regatas a vela I. Siempre funciona. Recuerdo que durante un cóctel en el que Núñez Feijoó estaba hablando con Pablo Casado sobre Cayetana Álvarez de Toledo, me acerqué, le di un toque con el codo, y le solté: xente nova e leña verde todo e fume. Lo dejé ojiplático. Desde entonces lo tengo en el bote. Campechanía II, amigo. Hay que estar preparado. Disculpa, que voy a mandar al chófer al Burguer King, que a Leti se le ha olvidado encargar la cena al cocinero, con tanto lío que tiene. Aquí somos muy de Burguer King. ¿Te apetece?