E complexión vigorosa, un carácter de acero, fuerte contra toda resistencia”. Así se referían a él en La Ilustración Artística allá en el tan lejano 1893. Él, vengo a explicarles, es Alberto de Palacio, firmante con mayúsculas de la colosal obra del Puente Colgante de Portugalete. A este retrato certero podría añadírsele otra característica inmediata, la de que fue un visionario en el periodo de entresiglos (siglos XIX-XX), cuando empezó una verdadera fiebre arquitectónica por alcanzar cotas jamás conseguidas.

Aunque en la lápida de su cementerio en Portugalete figura cincelada como fecha de nacimiento de Alberto Palacio el 28 de enero de 1856 y como lugar de nacimiento Gordexola, se sabe que Alberto nació realmente en la localidad natal de su madre, en Sare (Departamento de Bajos Pirineos, Francia) unos días antes, el 25 de enero de 1856, concretamente en el caserío Benoiteri, que era residencia de su tío materno, boticario de Sara. Ya en Bizkaia realizó sus estudios secundarios en el colegio de San Zoilo y San Félix. A una edad temprana, sus padres mueren víctimas de un accidente dejando a los dos hermanos huérfanos y a cargo de la tutela de la familia Epalza, a la que les unían vínculos familiares. Los Epalza poseían una villa en Portugalete, por lo que los hermanos empezaron a pasar largos veranos en la localidad que les daría la gloria. En 1882 terminó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. El joven Alberto completó su educación en París, donde fue alumno de Gustave Eiffel y de Ferdinand Arnodin. Ahí se labró su cartel: gran especialista en puentes atirantados.

En 1883 puso fin a su periodo de formación, se establece en Bilbao, donde contrae matrimonio con Leonor de Arana e Iturribarria. En 1887, ya encampanado, participó en la construcción del Palacio de Cristal ubicado en el parque del Retiro madrileño.

Tres años después, en el trienio (1890-1893) trabajó, junto con su hermano, Silvestre de Palacio, en su proyecto más importante, el puente transbordador de Portugalete, conocido como el Puente de Bizkaia o Puente Colgante, auténtica y monumental puerta de Bizkaia en la desembocadura del río Nervión. Los hermanos ingenieros y el constructor Ferdinad Arnodin plantearon la construcción del Puente Bizkaia en 1888. Economía de medios, construcción desnuda y utilización práctica de la tecnología al servicio de las necesidades sociales fueron los rasgos propios de la modernidad que inspiraron su proyecto.

Protagonista: Alberto de Palacio

Gesta: Arquitecto e ingeniero de formación y muy vinculado a las corrientes francesas de entresiglos, Alberto de Palacio constuyó el Palacio de Cristal del Retiro y la estación de Atocha, ambos en Madrid, antes de alcanzar la gloria al edificar el primer puente transbordador del mundo, el Puente Colgante.