Laura Pausini acaba de ganar un Globo de Oro con su incursión en el cine, pero insiste en que quiere mantener los pies en la tierra: “Si te acostumbras a los premios es señal de que se está apagando la llama”, afirma a Efe desde su pequeño pueblo del norte italiano, su refugio en estos días felices.

“No hay que acostumbrarse a los premios. Obviamente yo lo aprendí con los años, pero creo que si lo haces, es señal de que se está apagando la llama y de que quizás no merezcas estar ahí”, apunta en una conversación telefónica, por momentos sin ocultar su emoción. La cantante italiana sabe de lo que habla. En su palmarés lucen trofeos como el del Festival de Sanremo de 1993, que marcó el inicio de su carrera, pero también varios Grammys, que a fin de cuentas son fruto de millones de discos vendidos en todo el planeta. El último es un Globo de Oro a la mejor canción original por Io Sì, tema que creó con Diane Warren y Niccolò Agliardi para la cinta italiana La vida por delante (La vita davanti a sé), el retorno de Sophia Loren a la pantalla. Pese a ser una de las voces más aplaudidas de la música italiana, Pausini sigue viviendo intensamente estos honores. Tal es así que decidió seguir la gala del domingo con sus padres en la casa de su infancia, en la pequeña localidad de Solarolo (Emilia-Romagna). “Me sigo emocionando porque me doy cuenta también de que hay un porcentaje de suerte”, apunta esta estrella de 46 años cuyo sueño de juventud era tocar el piano en bares, como su padre.

La cantante ha arropado con sus baladas a sus seguidores durante años y ahora se ha atrevido a poner música a una película, algo que hizo en Mensaje en una botella (1999) pero de forma distinta. Recuerda que en este caso quedó prendada de la cinta, adaptación de la novela de Romain Gary de 1975 sobre una exprostituta y superviviente del Holocausto que acoge en casa a niños pobres. “Me emocionó su mensaje, como una taquicardia, y escuchando el tema quise cantarlo, lo deseé físicamente, como si mis cuerdas vocales lo desearan”, rememora. En la grabación se puso a las órdenes del director, Edoardo Ponti, hijo de Loren: “Me dirigía como una marioneta pero en el sentido bueno, sentía que movía mi voz y eso es algo que no conocía”, pues sostiene que ella siempre cantó libremente. Aunque ha sido una “experiencia única e inolvidable”, duda de que vuelva a trabajar en el cine: “Cuando pasa algo gigante casi nunca quiero repetirlo, será muy difícil que acepte otra invitación así”, avanza.

Muchos expertos ven en Io sì ¿Y si lo ganas? “Yo me retiro”, corta apresurada e irónicamente, como sin querer pensarlo, pues estos ritmos de promoción no van con ella. Eso sí, nunca dejará de cantar, la “música estará siempre”, jura. El tema habla de los invisibles, de quienes viven sin la atención de los demás, una situación acrecentada con la pandemia y sentida por los que pasaron por un confinamiento, como ella misma. “Al empezar el confinamiento (en marzo de 2020 en Italia) tuve un bajón, no sabía posicionarme en mi vida ni podía escribir”, relata. Pero todo cambió con la película.

Ahora está preocupada por la situación de la cultura en Italia, donde cines, teatros y conciertos siguen silenciados. No disimula su cabreo con las autoridades porque cree que se “ha abandonado” a miles de familias que viven de este sector. “Ven nuestro trabajo como algo ocasional o lúdico, pero no es un hobby”, sostiene, aunque afirma comprender la dificultad de la situación y de su gestión. Ayer regresó al lugar en el que todo comenzó, el teatro Ariston de Sanremo, aunque no para concursar, solo para apoyarlo en este año inédito, sin público por el virus.

Sobre el futuro, empezó a componer y a pensar ideas nuevas en enero, pero enseguida llegó la nominación al Globo de Oro y, con ella, la revolución, pues la promoción no ha dado tregua. “De día trabajo con Europa y de noche con América”, alega. Pero promete a sus seguidores que algo llegará tarde o temprano. Por el momento escucha temas en varios estilos a la espera de ese “golpe” que la cautive pues, concluye, “un disco debe nacer de una motivación, no de un contrato”.