Las autoridades judiciales y de seguridad de Austria están planeando tomar una postura más dura contra el discurso de odio en línea tras el suicidio de una médica que recibió amenazas de muerte por defender las vacunas contra el covid-19.

La ministra para la Unión Europea y Asuntos Constitucionales, Karoline Edtstadler, indicó ayer que está estudiando crear una fiscalía especializada en el enjuiciamiento del odio en línea, según informó la agencia de prensa austriaca APA.

Por otro lado, la ministra de Justicia, Alma Zadic, rechazó esta iniciativa y anunció que planea trabajar con el ministro del Interior, Gerhard Karner, para brindar más recursos a la Policía y Fiscalía, para llevar a los perpetradores ante la justicia sin demoras indebidas.

“Estas investigaciones a menudo toman demasiado tiempo, lo que por supuesto es extremadamente estresante para las víctimas”, afirmó, al señalar cuál es, en su opinión, el problema.

Estas iniciativas políticas se produjeron un día después de que funcionarios austriacos dijeran que trabajarían con los fiscales alemanes para buscar a las personas que amenazaron de muerte en las redes sociales a Lisa-Maria Kellermayr, una doctora de 36 años que se suicidó.

La médica, que se pronunció en la lucha contra la pandemia, fue objeto de una ola de amenazas de muerte por parte de los críticos de las medidas de contención del gobierno.

Las autoridades austriacas han sido acusadas de no proporcionar apoyo suficiente.

Siete meses de acoso

El acoso comenzó el 16 de noviembre de 2021, con una manifestación de antivacunas frente al hospital de Wels, una ciudad de 40.000 habitantes.

Kellermayr escribió ese día en su cuenta de Twitter: “Una manifestación de teóricos de la conspiración bloquea la entrada del hospital y la salida de las ambulancias”.

Horas después, el hospital aseguró que tanto las ambulancias como los pacientes podían entrar y salir de la clínica, y la Policía local desmintió el mensaje de Kellermayr y la acusó de falsear la información deliberadamente, lo que causó una “avalancha de insultos, difamaciones y amenazas”, destinadas a causarle “el mayor daño posible”, como ella misma explicó al diario Der Standard nueve días antes del suicidio. Además, un portavoz policial llegó a acusarla de buscar sólo la fama.

Poco después, Kellermayr, fue hallada muerta en su consulta médica de Wels, junto a tres notas, cuyo contenido no se ha hecho público.