bilbao - Maite Duque ha estado en el proyecto de Goenkale desde el minuto uno, sabe cómo se han cocido y elaborado las miles de historias que se han narrado desde Arralde, ese pueblo imaginario que representa a Euskadi.
De su imaginación han salido muchas de las historias de Arralde.
-Imagínate, en tantos años..., pero no solo de mi imaginación, ha trabajado mucha gente haciendo guiones para esta serie. Date cuenta de que por cada año se cuentan muchas historias, no solo una.
¿Se han repetido?
-Ja, ja, ja... No, cuando alguien proponía una historia y nos sonaba, rebuscábamos para ver de qué y no nos repetíamos, siempre llegábamos a tiempo de darnos cuenta y cambiar.
Más de veinte años en un proyecto, inimaginable, supongo.
-Al principio, estuve de guionista y luego pasé a coordinadora de guiones. Un año estuve en el departamento de proyecto y luego volví.
¿Pensó en algún momento que la serie duraría tanto tiempo?
-Para nada. En la productora nunca habíamos hecho un culebrón, habíamos hecho una serie de ficción, 64. Pausoka, la productora, organizó unos cursos para la gente que iba a participar en la serie para que tuviera unos conocimientos. Era todo nuevo. Al principio, creo recordar que estaban previstos sesenta capítulos, más o menos, aunque se sabía que si iba bien se prolongaría. Fue muy bien y se prolongó. Pero que iba a durar 21 años, ¡vamos, nadie se lo podía imaginar!
La serie más veterana de todo el Estado.
-Y de parte de Europa. Creo que en el sur de Europa es la más longeva y en el Estado por supuesto.
¿Duele cuando se pone fecha de caducidad a un proyecto como ‘Goenkale’?
-No es dolor. Ninguno de los que hemos formado parte de esto teníamos en cada temporada la seguridad de que iba a seguir. Para nosotros, cada año era un reto mantener la serie. Cada año hemos peleado y luchado haciendo unas historias que gustaran a la gente. Pero sabíamos que cualquier año se podía acabar. Todos los años eran una incertidumbre, no teníamos un seguro de continuidad nunca.
Y ha llegado el punto y final.
-Más que dolor es tristeza, es una etapa importante. Muchas personas han formado parte de este proyecto que ha durado tanto. Hay mucha nostalgia. Ahora se abre una nueva etapa, seguro que habrá nuevas historias y nuevos proyectos.
¿Qué ingredientes cree que han sido fundamentales?
-A la hora de escribir, la mezcla de géneros: drama, comedia, intriga... Son historias, cada una en su género, que hacen que la gente se sienta enganchada.
Han pasado muchos personajes.
-Claro, cada cierto tiempo tenías que cambiar a gran cantidad de los personajes. Cuando el personaje tenía un bagaje, estaba quemado y no sabías qué historias contar. Cada cuatro o cinco años hacíamos un cambio bastante potente.
¿Refrescan los cambios?
-Claro, los personajes vírgenes te ponen las pilas porque empiezas otra vez de cero con ellos.