Un bilbaino de avanzada edad ha sido estafado mediante el método del falso revisor de la luz, según ha podido saber este periódico por fuentes cercanas al caso. Como él, otras 84 personas han sido víctimas en diferentes partes del Estado: Nafarroa, Aragón, Castilla la Mancha, Castilla León, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja y Madrid.
Las pesquisas comenzaron con la denuncia de dos personas mayores el pasado mes de febrero. La primera víctima explicó que dos hombres le habían abordado por la calle diciéndole que eran técnicos de una compañía eléctrica y que ya habían hablado con su hija para cambiar el contador de la luz. Le acompañaron a su casa donde le pidieron 900 euros por ese supuesto cambio de contador. Al no tener ese dinero en efectivo, le ofrecieron pagar con un datafono que resultó ser solo un engaño para obtener el código PIN de la tarjeta que después le robaron y posteriormente sacaron 1.200 euros en efectivo en un cajero.
El segundo denunciante estaba en su casa cuando un hombre se presentó diciendo ser técnico de la compañía de la luz. Le informaron de que al día siguiente le iban a cambiar el contador de la luz y que tenía que pagar 900 euros en ese mismo momento. Abrumado por la amenaza del corte de suministro, pagó 500 euros inmediatamente acordando pagar el resto cuando se hiciera el cambio.
El grupo criminal estaba formado por siete personas residentes en Valencia, todas ellas con múltiples antecedentes por hechos similares y que planeaban estas estafas por varias comunidades con las personas mayores como objetivos. En total habían logrado obtener un botín de más de 100.000 euros, además de joyas, teléfonos móviles y otros bienes de valor que sustraían de los domicilios de los ancianos.
En este sentido, la Guardia Civil ha detenido a dos hombres e investigado a otras cinco personas, cuatro hombres y dos mujeres por decenas de delitos de estafa, más de una decena de hurtos, un robo con violencia y otro delito de pertenencia a grupo criminal.
Modus operandi
Siempre era el mismo. Se acercaban en la calle o directamente se presentaban en las casas de personas mayores sin previo aviso. Los estafadores iban siempre bien vestidos y con ropa con logotipos falsos o genéricos que daban la sensación de pertenecer a una compañía eléctrica.
Posteriormente creaban una sensación de urgencia, amenazando con cortar el suministro en el acto. Además, trataban siempre de acceder a la vivienda, donde aprovechaban para cometer los hurtos de los bienes a la vista. Una vez ahí le trataban de cobrar, en efectivo o con tarjeta, pero siempre con urgencia y en el acto.