BILBAO. Miembros de las familias Canales-Cortés y Manzanares-Cortés han comparecido hoy ante los medios de comunicación en Bilbao para negar rotundamente que ninguno de sus miembros ha tenido algo que ver con el asesinato del matrimonio de ancianos, condenar el crimen y pedir prudencia al alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, a la hora de expresarse sobre este hecho.

Pedro Manzanares-Cortés ha manifestado que, tras el crimen, los miembros de ambas familias están viviendo "con miedo" porque tras propagarse las primeras noticias ha regresado la tensión "ambiental" en los lugares donde residen en Bilbao (el barrio de Ollerías) y Gasteiz (en el centro municipal CMAS).

El portavoz de ambas familias ha reconocido a los medios que los menores de su familia han vivido lo sucedido "con miedo" porque "se sienten señalados".

"Hasta que no se ha aclarado todo y han detenido a los supuestos implicados, tenían miedo a salir a la calle, por lo que han tenido que quedarse en casa y eso es robarnos la libertad de ir a donde queramos", ha criticado.

"Quiénes son esta gente para decir a donde vamos o dejamos de ir", se ha preguntado indignado.

"Es verdad que han hecho alguna fechoría", ha agregado en referencia a los menores de su familia, pero "ya han pagado por ello y lo que no podemos admitir es esto. Basta ya", ha reclamado.

Pedro Manzanares-Cortés ha pedido también a los ciudadanos vascos "un poco de confianza" en sus familias porque "no todo puede ser el 'a por ellos'".

En un comunicado leído previamente, ambas familias expresan su condena "sin duda alguna" de los crímenes del matrimonio de octogenarios en Otxarkoaga y anuncian acciones judiciales contra los medios de comunicación que les han relacionado con él.

Han mostrado su apoyo a las iniciativas que las entidades vecinales del barrio de Otxarkoaga hicieron públicas ayer y han expresado su disposición a colaborar para que se lleven a cabo.

Tras expresar sus condolencias a las familias del matrimonio asesinado, ambas familias han manifestado su desacuerdo con las declaraciones del alcalde de Bilbao tras el crimen en las que afirmaba que "quién la hace, la paga", al considerar que podrían ser interpretadas como "un sucedáneo de la ilegal práctica de la Ley del talión", por lo que han pedido "prudencia".