“La familia está atemorizada y piensa que esto no se va a quedar aquí, es insostenible”

Amorebieta- “Les habían amenazado muchas veces. La familia estaba atemorizada por el acoso al que estaba siendo sometido. Al final le ha matado y esto no va a quedar aquí. ¡Qué desgracia!”, se lamentaba ayer un familiar de A. C. M.. La historia acabó en tragedia. El jueves, sobre las 18.30 horas, el vecino de Amorebieta de 61 años, policía nacional jubilado, aparecía muerto a golpes en la huerta que tenía cerca de su domicilio, en el barrio zornotzarra de Zubizabala. El presunto homicida, un hombre de 37 años cuya identidad corresponde a las iniciales A. J. J., y con numerosos antecedentes policiales, fue detenido horas después en Bilbao. “No es presunto, es asesino”, repetían, sumidos en el dolor, familiares del hombre asesinado. “Le había amenazado con matarle muchas veces y, al final, lo ha hecho. Una niña con once años vio cómo salían de haberle pegado a su tío. La familia está aterrorizada”, relataron fuentes cercanas de la familia, mientras recordaban con rabia el acoso y derribo sufrido durante años. Según relatan las mismas fuentes ante las constantes amenazas del presunto autor, la familia del fallecido había interpuesto numerosas denuncias. “La situación era insostenible. No hacía más que insultarles y amenazarles todo el tiempo”, concretan.

Las desavenencias y discusiones comenzaron hace tres años cuando, tal y como cuentan fuentes cercanas a la familia, la relación entre las dos hijas del fallecido y el presunto homicida se volvieron insostenibles. Según confirman a DEIA diferentes fuentes, el presunto asesino y una de las hijas de la víctima mantuvieron una relación sentimental en el pasado. “Tampoco la dejaba en paz, la tenía machacada y, por eso, decidió marcharse a vivir fuera de Amorebieta para huir de las amenazas. Los padres también se cambiaron de casa”, comentaron conocidos de la familia.

Lo cierto es que la relación entre ambas partes se convirtió en una auténtica pesadilla. “De ser amigos y salir en cuadrilla a llevarse a matar”, aseguran. Ante las continuas amenazas, la familia decidió abandonar el bajo en el que vivían y trasladarse a otro piso con el fin de evitar encontrarse con el presunto agresor. “Vivían en un bajo cerca de él y, siempre que pasaba les pegaba en las persianas y les amenazaba continuamente hasta el punto de que decidieron cambiar de casa”, comentaron a este periódico.

Último enfrentamiento El último enfrentamiento antes del trágico suceso se produjo el miércoles. Fue en el mismo barrio zornotzarra cuando el fallecido quiso defender a una de sus hijas y tuvo una disputa violenta con el presunto homicida. Tras el altercado, el joven, con una brecha en la cabeza, fue trasladado a comisaría de la Ertzain-tza. El juez ordenó su puesta en libertad poco después. “No hay derecho que sabiendo cómo era esta persona y los antecedentes que tenía le dejaran salir a la calle tan rápido. Así funciona la Justicia en este país”, lamentó una vecina, muy afectada por lo ocurrido.

Lo que no podían presagiar es lo que sucedería horas después. El jueves, sobre las 18.30 horas, A. C. M. era localizado en su huerta con evidentes signos de violencia y todo su cuerpo amoratado por los golpes.

Según ha podido saber DEIA, el fallecido acudía con asiduidad a cultivar verduras en un terreno próximo a su domicilio, ubicado cerca del cementerio de la localidad y de la estación de Euskotren. Normalmente lo hacía en compañía de un amigo. Pero el jueves, esta persona se ausentó un rato para ir a por su perro. Fue entonces, cuando el presunto autor aprovechó el momento y se acercó hasta el terreno de la víctima para golpearle. “Fue cuando estaba solo y le agredió por la espalda”, cuentan. Sin embargo, el amigo volvió antes y vio a A. C. M., en el suelo, “muy mal” y avisó a la ambulancia, pero “poco más se pudo hacer por su vida”, contaba apenado uno de los vecinos. Otros conocidos del barrio relataban ayer a DEIA que el presunto autor de los hechos no actuó solo. “Un amigo vio cómo se bajaban de una furgoneta tres o cuatro hombres y al cruzarse con ellos le dijo: Hoy va a haber guerra aquí”, comentaba otro vecino. La Policía Científica se trasladó al lugar de los hechos el jueves para obtener pruebas de la agresión e interrogar a los vecinos de la zona para reconstruir el crimen.

Denuncia retirada La víctima, casado y padre de dos chicas y un chico, era una persona muy conocida en el barrio. Los vecinos estaban consternados por la noticia de su muerte. Vivía a treinta escasos metros del presunto autor del homicidio y la mala relación entre ambos era un hecho conocido por todos. Según fuentes consultadas por este periódico, la víctima -para intentar poner fin a los enfrentamientos- había llegado a retirar alguna de las denuncias interpuestas contra el joven. Pero no sirvió de nada. “Recuerdo que le dijo que si le pedía perdón, le quitaba la denuncia. Así fue y, mira, no ha servido para nada”, lamentó uno de los familiares, muy afectado por lo ocurrido.

A la espera de que se esclarezcan los hechos, los vecinos de Amorebieta no daban crédito a lo ocurrido y eran muchos los que prefirieron guardar silencio por miedo a posibles represalias. “Con esta gente es mejor estar callado que ya han demostrado que son capaces de cualquier cosa. Él era una persona muy cercana y siempre dispuesta a ayudar. Es terrible que tengamos que vivir cosas así en un barrio tan tranquilo como Zubizabala”, apuntó un jubilado, mientas paseaba por las inmediaciones del cementerio. Al cierre de esta edición, fuentes del departamento vasco de Seguridad confirmaron que el presunto homicida continuaba en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición judicial una vez se finalicen todas las diligencias policiales. Por último, será esta misma tarde cuando el pueblo de Amorebieta- Etxano dé el último adiós a su vecino. La misa funeral se oficiará hoy a las 19.00 horas, en la parroquia Andra Mari de la localidad vizcaina de Amorebieta-Etxano.