muskiz/zierbena
Por qué hay tanta gente. ¿Ha pasado algo?", acertaba a preguntar Ricardo, un andarín jubilado de Muskiz que habitualmente se acerca hasta el arenal que comparten Zierbena y Muskiz para hacer más llevaderas las mañanas ociosas.
Ayer, día nublado, y por momentos lluvioso, Ricardo era una de los pocas personas presentes a las diez de la mañana en la playa por lo que le intrigó sobremanera el nutrido grupo de personas, algunas de ellas vestidas con buzos blancos y mascarillas, que a unos doscientos metros de la balconada donde se ubica el puesto de la Cruz Roja -en el centro de la playa-, se movían en el interior de una zona acordonada, de unos 50 metros de largo. "Nada, parece ser que han aparecido unos bidones que no se sabe lo que tienen y están tratando de retirarlos", comentaba al señor un policía local de Muskiz.
Esa aparición fue detectada a primera hora de la mañana por los miembros del servicio foral de Salvamento y Socorrismo quienes, tras alertar a los responsables del centro de coordinación SOS Deiak, izaron la bandera roja de prohibición de baño de modo preventivo.
Dado el aviso se abrió una actuación multiagencia en la que tomaron parte cerca de 70 personas, la mayor parte adscritas al centro de mando y control de la Ertzaintza, Emergencias de Osakidetza y del servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación Foral de Bizkaia, aunque también se sumaron agentes de las policías locales de Muskiz y Zierbena y miembros de Protección civil.
Procedimiento La aparición de los tres bidones en la orilla sirvió para "testar" los procedimientos de movilización y coordinación del simulacro, desde el aviso hasta la retirada final del riesgo y su posterior entrega a un gestor autorizado. Un requisito, el del simulacro, que responde a los requisitos establecidos en la norma ambiental ISO 140001:2004.
Pasadas las diez y media de la mañana, los técnicos desplazados a La Arena cargaban en un dumper los tres bidones, de 250 litros cada uno, que, supuestamente, contendrían alcohol alílico, un líquido inflamable y muy tóxico, altamente peligroso para la salud del ser humano.
"El objetivo del simulacro es tratar de coordinar lo máximo posible y de la manera más rápida los servicios que permitirían minimizar el impacto ambiental que se podría generar en el caso de la aparición de residuos peligrosos en una playa", destacó María Uribe, directora del Departamento foral de Emergencias de Bizkaia. El simulacro demuestra "la buena salud que existe en la coordinación del conjunto de instituciones" y permite que el día que suceda una circunstancia como la de ayer, la maquinaria institucional "esté perfectamente engrasada", valoró el viceconsejero de Interior del Gobierno vasco, Raúl Fernández de Arroiabe.
Una vez resuelta las dudas, Ricardo siguió con su paseo matinal.