En cuanto sale un rayo de sol y vemos en nuestro calendario que es junio, julio o agosto, no hay ni una sola duda del plan: día de playa o piscina. Nos ponemos el bañador, preparamos una mochila con la toalla, crema de sol y un bocadillo y listos para salir por la puerta. Error. Hay una cosa que falta por meter y que nos podría salvar de una de las infecciones más comunes durante los meses de calor.

Se trata de la cistitis, una inflamación de la vejiga, normalmente causada por una infección bacteriana. Esta infección suele ser más común en mujeres que en hombres, pero, además, aumenta la posibilidad de contraerla durante el verano. Esto se debe a que, según algunas investigaciones, cuando las temperaturas rondan entre los 25 y 30 grados, la incidencia aumenta un 20% respecto a los días en los que hace entre 5 y 8 grados.

La cistitis es la inflamación de la vejiga por una infección bacteriana. Freepik

¿Cuáles son los motivos?

La vía urinaria anterior contiene bacterias y microorganismos que no son dañinos, pero hay circunstancias que pueden convertirlos en patógenos que asciende hasta la vejiga hasta inflamarla. Hay ciertos factores que pueden llevar a que esto suceda: infección por bacterias, cambios hormonales (durante el embarazo o menopausia), problemas estructurales en el tracto urinario o la falta de higiene.

Sin embargo, hay motivos concretos por lo que en verano sucede más a menudo. En primer lugar, la deshidratación debido a que sudamos más, pero bebemos menos agua, lo que supone que se produzca menos orine y las bacterias se concentren más. La solución es simple: bebe agua y mantente hidratada como recomiendan los expertos.

Es muy importante beber agua durante el día. Freepik

El otro factor tiene que ver con nuestro día de playa y de piscina. No es recomendable pasar mucho tiempo con el bañador húmedo. La humedad modifica la composición de la flora cutánea y de la zona vaginal provocando una alteración del pH. A esto se suma el calor que también contribuye a la proliferación de bacterias. Por eso, se debe llevar siempre un bañador de repuesto y cambiarse después del baño.

Hay otros factores que también aumentan la incidencia: cambios en las rutinas como una alimentación diferente, falta de sueño o mayor consumo de alcohol y el uso de baños públicos donde suele haber gérmenes y bacterias.

Síntomas que avisan

Es importante estar pendiente de ciertos síntomas que pueden ponernos en alerta. El más común es sentir dolor o ardor al orinar o dolor en la pare baja del abdomen. También el aspecto de la orina nos puede dar pistas: es mala señal si esta turbia o con sangre. Tampoco es bueno si tenemos necesidad frecuente de orinar o sensación de no vaciar la vejiga por completo.