La marcha de un ser querido deja siempre una huella imborrable y, aunque todos los días lo tengamos en el recuerdo, hay fechas que nos hacen sentir de una forma especial ese vacío que nos dejaron al partir.

Entre esos momentos especiales hay uno que destaca por su fuerte carga emocional y es la Navidad. Al ser unas fiestas muy emotivas y entrañables para vivir en familia, la ausencia de nuestros seres queridos puede teñirlas de una cierta melancolía.

Durante esos días navideños rebajamos nuestro ritmo diario y nuestras responsabilidades, de forma que "tenemos más tiempo para sentir, estar y ser. Eso hace que estemos más conectados con nuestros dolores y con temas pendientes de resolver", sostiene Mireia Cabero, profesora de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En cuanto al grado de sufrimiento durante el duelo, Belén Jiménez Alonso, también investigadora de la UOC, explica que es difícil establecer "escalas de sufrimiento" entre los dolientes.

"A mí me gusta la metáfora de la quemadura que emplea el psiquiatra y terapeuta francés Christophe Fauré para hablar del duelo: cuando nos quemamos, el dolor de la herida abierta es desgarrador. Con los cuidados adecuados y el paso del tiempo, es posible que solo nos quede la cicatriz… Pero la cicatriz sigue ahí, en nuestro cuerpo, y nos continúa recordando el dolor de la herida", explica Jiménez.

Cómo afrontar las fiestas

Para gestionar estas ausencias de los seres queridos, los expertos ofrecen diez consejos. Estos son:

1- Nuevas formas de vivir las fiestas. Es recomendable preparar una reunión en familia antes de que lleguen las fiestas para que todo el mundo, niños incluidos, pueda compartir abiertamente sus inquietudes y necesidades.

2- Estar con las personas que queremos. En los días de duelo, es importante contar con la compañía de las personas que nos quieren y a las que queremos.

3- Hacer cosas que nos gustan. Aprovechando que son días de menos trabajo, podemos dedicarnos a todas esas cosas que nos reconfortan como pintar, escribir, cocinar o hacer deporte.

4- Compartir el dolor. Es importante no aislarse ante el dolor y pasar tiempo con las personas de nuestro entorno a las que también les duele esa ausencia.

5- Recuerdos simbólicos. Dejar vacía la silla en la que se sentaba esa persona, colocar algo en su memoria o preparar su plato favorito es darle presencia a la ausencia. Se puede crear un espacio o un tiempo específicos para rememorarla como, por ejemplo, antes de comer o de abrir los regalos.

Plato y cubierto preparados para una cena de Navidad.

6- Asumir su papel. No hay que endosar a una sola persona todos los papeles que desempeñaba esa persona durante las fiestas, sino que es conveniente repartir la carga entre toda la familia.

7- Hablar del duelo. Hacer como si no pasara nada no va a ayudar. Aunque resulte incómodo sacar este tema de conversación, es saludable hacerlo.

8- Cuidarnos y dejar que nos cuiden. Prestarnos una atención especial durante estos días y sentir que aportamos bienestar a otras personas nos hará sentirnos mejor.

9- Aceptar el duelo. Es importante abordar el duelo y no darle la espalda ni ignorarlo.

10- Duelo personal. Hay que asumir que cada uno construye su propio duelo y lo expresa de maneras muy diferentes.

Tener presentes a nuestros seres queridos durante estas fechas y recordar los buenos momentos vividos junto a ellos nos hará sentirlos aún más cerca. Mientras los recordemos con cariño, nunca se marcharán del todo.