LA obesidad es un problema de salud pública que requiere toda la atención social y sanitaria posible.

Para la Dra. Nerea Gil, especialista en Endocrinología y Nutrición de IMQ, «la obesidad es una patología en constante aumento, de una manera realmente alarmante. Las cifras de obesidad en Euskadi son mejores que en el resto del territorio nacional pero, aun así, debemos hacer algo por evitar este incremento sostenido en el tiempo».

La especialista destaca un total de ocho puntos «que pueden ayudar a comprender mejor un fenómeno complejo, tanto individual como socialmente, como es la obesidad». Entre ellos, la relación entre la obesidad y la salud mental, la repercusión en la vida sexual, los recursos que tiene a su disposición la medicina para hacer frente a este problema, y el componente genético de la obesidad, entre otros.

¿La obesidad esconde un problema psicológico?

Muchas veces existe un círculo vicioso entre algunos problemas psicológicos —como pueden ser la ansiedad y la depresión— y la obesidad, en el que es difícil distinguir cuál de las dos patologías ha surgido primero. Cuando ambas están presentes, se genera este círculo vicioso. Es decir, a veces, la persona no se siente bien emocionalmente y come porque cree que así se va a sentir mejor, o lo hace para calmar su ansiedad. Sin embargo, este comportamiento provoca que aumente más de peso y que empeore la ansiedad y depresión.

En muchos casos, el problema no es una falta de conocimiento de las pautas de alimentación, sino una falta de control de esos impulsos. En estas circunstancias, es fundamental una coordinación entre Psicología-Psiquiatría y Endocrinología. Existen muchos trastornos de la conducta alimentaria más allá de la anorexia y bulimia. El trastorno por atracones es mucho más común que lo que la gente cree.

¿El ‘obeso feliz’ existe o es un mito?

En general, un peso que te aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades y que te supone complicaciones y limitaciones en el día a día (algo tan sencillo como, por ejemplo, atarse los cordones) o una mayor fatiga para caminar o mayor dificultad para respirar, no debería hacerte más feliz. Eso no quiere decir que una persona con obesidad deba estar amargada pero, como profesional sanitaria, creo que le conviene hacer algo por cambiar esa situación.

¿Por qué es malo estar obeso?

La obesidad es un factor de riesgo para otras muchas patologías. Por ejemplo, aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes mellitus tipo 2, una enfermedad que ya afecta al 14% de la población española; también aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio, ictus y otras; afecta a la materia gris del cerebro; aumenta el riesgo de tener cáncer; favorece la apnea del sueño; es causa de infertilidad; genera problemas articulares, etcétera. Además de lo anterior, frente a una infección como puede ser la Covid-19, la persona obesa tiene una probabilidad mayor de sufrir un caso grave. De hecho, el SARS-CoV-2 es un virus proinflamatorio y la obesidad se caracteriza además por favorecer en general un estado inflamatorio en el cuerpo.

¿Afecta la obesidad a la vida sexual?

Sin duda. Por varios motivos. La obesidad per se puede producir un descenso del nivel de testosterona en los varones, condicionando problemas de libido. Además, una pobre valoración de la imagen corporal de la persona con obesidad puede hacer que su libido disminuya y aumenten situaciones de ansiedad y depresión de nuevo.

¿Una persona muy obesa puede llegar al normopeso?

Depende del punto desde el que se parta y de la situación clínica global. A veces, igual no es necesario ni saludable conseguir tal pérdida de peso y puede ser más realista conseguir pasar de obesidad a sobrepeso y que sea sostenible en el tiempo. Si no mantienes una alimentación saludable y haces ejercicio, la tendencia, sobre todo en personas obesas, va a ser a recuperar el peso perdido.

¿Qué tratamientos tiene la Medicina?

Además de las pautas de alimentación y ejercicio, que siempre deben ser nuestras armas fundamentales, se dispone de medicación que nos puede ayudar a controlar el apetito y la sensación de saciedad de los pacientes. Siempre bajo supervisión médica.

Los niños obesos de madres obesas, ¿nacen o se hacen?

La obesidad tiene un componente genético importante y es una enfermedad multifactorial. Está claro que los antecedentes familiares van a pesar en la evolución de un niño pero la alimentación que ese niño lleve, también influye. Por lo tanto, un niño de madre obesa no está condenado a serlo: quizá le cueste más, pero con unos buenos hábitos desde el inicio puede evitar ser un niño obeso.

Consejos para evitar pasar del sobrepeso a la obesidad:

Para la endocrinóloga de IMQ, el primer paso es ser consciente del problema. «Una parte muy importante de la población con obesidad infraestima su problema y considera que tiene algo de sobrepeso pero no saben que realmente están en cifras de obesidad». Y con el sobrepeso pasa lo mismo: «el paciente ha de dar a la obesidad la importancia que realmente tiene; no se trata de un problema meramente estético, como pueden considerar algunos; es una patología altamente compleja, crónica y que con el paso de los años va a terminar dando complicaciones de salud por un lado o por otro».