No son buenos los datos que se desprenden de la encuesta de Salud de la Fundación Española del Corazón (FEC) y que señalan que cuatro de cada diez menores de 15 años siguen una dieta de baja calidad y más de la mitad de ellos son sedentarios, unos hábitos que ponen en peligro su salud cardiovascular y que, si no cambian, podrían acortar entre 6 y 8 años su esperanza de vida, convirtiéndoles en la primera generación que viva menos que sus padres.

Así de contundentes se han mostrado los doctores Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y Andrés Íñiguez Presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), durante la presentación de los resultados de la segunda oleada de la Encuesta de Salud (Esfec).

El estudio, elaborado a través de 410 encuestas realizadas el verano pasado, revela que el 35 % de los chicos del Estado de hasta 15 años presenta dos o más factores cardiovasculares, un porcentaje que se eleva al 40,7% si pertenecen a entornos sociales más desfavorecidos.

Así las cosas, respecto a los hábitos alimentarios, la encuesta revela que solo el 53,3% de los encuestados realiza cinco o más comidas al día, y el 46,1% realiza cuatro.

El 94,7% desayuna habitualmente, un dato que ha mejorado en los últimos años; si bien hasta un 35,9% desayuna bollería. Además, apenas el 6,9% de los menores encuestados presenta una alta adherencia a la dieta mediterránea y el 39,1% sigue una dieta de muy baja calidad.

En este sentido, más de la mitad de las familias preguntadas reconoce que la dieta de los menores puede mejorar.

Por sexos, el 42,3% de las niñas presenta una baja adherencia a la dieta mediterránea, frente al 36,2 por ciento de los niños. Además, la baja adherencia a la dieta mediterránea empeora con la edad.

Analizando los datos por clases sociales, se observa que los menores que pertenecen a la clase media y más desfavorecida tienen una peor calidad en su alimentación que los de clase social alta.

Poco ejercicio

Otro de los datos alarmantes del citado estudio es que el 51% de los menores son sedentarios, siendo más habitual en los niños que en las niñas.

Estas cifras se disparan hasta el 66,5% entre aquellos que tienen de 10 a 15 años, mientras que descienden al 39,8% entre los menores de 10. En cuanto a la clase social, los de clase alta son más sedentarios que los de clase media y de entornos más vulnerables.

De esta forma, 1 de cada 3 menores pasan, entre semana, más de dos horas diarias pegados a las pantallas, mientras que, en fin de semana, son 3 de cada 4, especialmente los menores de entre 10 y 15 años.

En cuanto al estado ponderal de los menores del Estado español, cabe destacar que el 20,5% de los encuestados tiene sobrepeso y el 8,7%, obesidad.

Valorando esta variante por sexos, el sobrepeso es mayor en las niñas que en los niños. Mientras, la obesidad es mayor en ellos y en cuanto a grupos de edad, es similar en ambos, mientras que la obesidad es más frecuente en los menores de 1 a 9 años.

“La prevalencia de obesidad y sobrepeso en población infantil se mantiene estable en sus valores medios, pero hay que considerar que mejoran las cifras en los jóvenes pertenecientes a familias de clase media y media alta, mientras que empeoran los datos en los entornos más humildes”, ha detallado el doctor Javier Aranceta.

Respecto a los hábitos alimentarios, el especialista ha puntualizado igualmente que el colectivo de entornos más desfavorecidos también tiene peores valores de adecuación de la ingesta alimentaria, así como en la calidad del sueño.

Por eso, ha destacado que “es necesario incrementar la alfabetización alimentaria en la etapa preescolar y escolar trabajando con padres, madres, población infantil y profesorado”.

En este sentido, considera que se hace necesario un “apoyo decidido” al deporte escolar y a las actividades de ejercicio físico/juegos en el colegio, centros cívicos y espacios de barrio, “creando espacios saludables en el medio escolar y familia”, ha reclamado el doctor.

El experto ha advertido a su vez que los malos hábitos de vida en la edad infantil pueden llevar a una reducción de la esperanza de vida en el futuro. “Si seguimos con este perfil alimentario en nuestros jóvenes, esta va a ser la primera generación que va a vivir menos que sus padres. Estamos hablando de que podrían experimentar una reducción de su esperanza de vida de entre 6 y 8 años por estos malos hábitos”, ha alertado.

Valoración familiar

Partiendo de estos datos, casi la totalidad de las familias consultadas con menores a su cargo cree que el estado de salud de estos es “bueno” o “muy bueno”, algo que el presidente de la FEC, el doctor Andrés Íñiguez Romo lo califica como “sorprendente”.

A su juicio, “los niños en el Estado tienen malos hábitos de salud cardiovascular; de ahí la trascendencia de poner el foco en mejorarla”.

Por ello, ha hecho hincapié en que atender los factores de riesgo cardiovascular cuando ya han aparecido “es llegar tarde”. “Por eso, debemos apostar por la promoción de la salud cardiovascular en todas las etapas de la vida, especialmente en la infancia y la adolescencia”, ha reiterado.

En la misma línea, el doctor Íñiguez ha resaltado “la necesidad de concienciar a toda la sociedad civil del impacto tan negativo de las enfermedades cardiovasculares, que suponen casi 120.000 fallecimientos al año en España, precisamente porque no somos capaces de frenar la aparición de la enfermedad”.