La palabra 'kalimotxo', que hace referencia a esa bebida resultante de la mezcla de vino tinto y refresco de cola, está admitida en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), aunque sólo en su denominación en castellano, 'calimocho', pero a partir de ahora también da nombre oficialmente a una calle del municipio de Tacoronte. Esta localidad tinerfeña, que cuenta con afamados vinos, ha bautizado como calle Calimocho, o también Kalimotxo, a la vía que conecta dos industrias esenciales de la localidad, la fábrica de Coca-Cola y la Bodega Comarcal, una denominación que ha partido de una ocurrencia popular.

Según relata el Ayuntamiento, "alguien, un buen día, desde la calle que conecta ambos centros productivos deslizó un comentario humorístico" que después ha dado lugar a un expediente municipal que ha concluido con el nuevo nombre de la calle. El vecino, según este relato, comentó a sus acompañantes: "Oigan, ¿ustedes se han dado cuenta que a la izquierda está la Coca-Cola y a la derecha la Bodega Comarcal?". Y concluyó entre risas con sus amigos: "Pues está muy claro que estamos en medio de algo muy importante, pues si mezclamos Coca-Cola y vino, el resultado es calimocho".

La broma hizo gracia y tuvo recorrido. Llegó a oídos de los directivos de la bodega y de la fábrica de refrescos y todos acogieron con agrado la idea de nombrar a la calle con el nombre del combinado. La iniciativa partió del alcalde José Daniel Díaz Armas, aún en funciones hasta el próximo miércoles, cuando se constituirá la nueva corporación en la que él pasará a ser el líder de la oposición. El rótulo de calle Calimocho aparece también en euskera, Kalimotxo, porque "esta bebida que ahora tiene más de medio siglo de existencia, es una creación del siglo pasado" en el País Vasco, detalla el Ayuntamiento. Parece que "se trata de la primera vía de España con esta atrevida denominación".

El vino cuenta con tradición secular en Tacoronte, cuyos caldos son parte de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo. La Coca Cola es más reciente. Esta industria se instaló en 1996 y desde entonces abastece a Canarias con 120 millones de litros anuales que fabrica a partir de las aguas de los manantiales subterráneos del municipio.