Un equipo internacional de científicos anunció ayer que analizará el ADN de las aguas del lago Ness para identificar a las especies que viven en él y determinar la existencia del famoso monstruo, que según la leyenda vive en este paraje natural de las tierras altas de Escocia.
Durante dos semanas, los expertos, encabezados por el profesor neozelandés Neil Gemmell, extraerán el código genético que se encuentra en las aguas del lago y que consiste en pequeños fragmentos que dejan las criaturas al nadar, como trozos de piel y escamas. Gemmell afirmó que no cree “en la idea de que exista un monstruo”, pero se mostró confiado en que la investigación arroje luz sobre las teorías que tradicionalmente han rodeado de misterio el lago Ness y que han hecho de Nessy -nombre con que se conoce a esa supuesta criatura- todo un símbolo de la cultura escocesa.
“Estoy abierto a la idea de que aún hay cosas por descubrir y que no se entienden completamente. Tal vez haya una explicación biológica para algunas de las historias”, señaló. Las muestras recogidas serán analizadas en laboratorios de Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Dinamarca y Francia, para ser comparadas con una base de datos genéticos.
“Si bien la perspectiva de buscar pruebas de la existencia del monstruo del lago Ness es el gancho de este proyecto, hay una extraordinaria cantidad de nuevos conocimientos que obtendremos del trabajo sobre los organismos que habitan en este lago, la superficie de agua dulce más grande del Reino Unido”, destacó el científico.
Seguimiento de tiburones El equipo documentará nuevas especies de vida, particularmente bacterias, y proporcionará datos importantes sobre el alcance de varias nuevas especies invasoras recientemente vistas en el lago, como el salmón rosado del Pacífico, mientras que también logrará una mejor comprensión de las especies nativas que residen allí.
El uso del muestreo de eDNA (o ADN ambiental) ha sido utilizado de forma sistemática como herramienta para monitorear tiburones, ballenas, peces y otros animales.
El profesor Gemmell dice que el enfoque funciona porque la vida es desordenada. “Cada vez que una criatura se mueve a través de su entorno deja pequeños fragmentos de ADN de la piel, las escamas, las plumas, el pelaje, las heces y la orina. Este ADN se puede capturar, secuenciar y luego utilizar para identificar a esa criatura comparando la secuencia obtenida en grandes bases de datos de secuencias genéticas conocidas correspondientes a 100.000 organismos diferentes. Si no se puede encontrar una coincidencia exacta, generalmente podemos averiguar en qué árbol de la vida encaja esa secuencia”.
Los miembros del equipo están entusiasmados con el proyecto debido a la oportunidad de responder preguntas interesantes, pero también por la oportunidad de comunicar el proceso científico, según el comunicado de la Universidad de Otago.
El primer supuesto avistamiento de Nessy del que hay constancia lo realizó un monje irlandés en el año 565 antes de Cristo y, desde entonces, más de un millar de personas afirman haberlo visto. Se dice que esta bestia acuática tiene un cuello largo, con protuberancias que sobresalen del agua, aunque muchos sostienen que, en realidad, Nessy es tan solo un pez de grandes dimensiones como un pez gato o un esturión. - Efe/E. P.