Cuando los 'hippies' tomaron San Francisco
La ciudad californiana recuerda con varias exposiciones el verano que sacudió sus calles hace cincuenta años
Hace cincuenta años, el verano llevó a San Francisco mucho más que sol y días de playa y convirtió a la ciudad californiana en un lugar para la utopía, los deseos de paz, la liberación sexual, la experimentación con las drogas y la revolución musical surcando las aguas de la psicodelia.
El Verano del amor, uno de los grandes hitos del movimiento jipi y la contracultura de los años 60, reunió en el barrio de Haight-Ashbury a unas 100.000 personas que sacudieron las convenciones sociales de Estados Unidos y abrieron una alternativa vital para una juventud que miraba con desconfianza a sus mayores. Medio siglo después, San Francisco recuerda el Verano del Amor con una exposición fotográfica de Jim Marshall en el Ayuntamiento, la exhibición The summer of love experience: Art fashion and rock & roll en el museo De Young, o la muestra On the road to the summer of love, organizada por la Sociedad Histórica de California.
“Queríamos un cambio: de la guerra, de las ideas rígidas sobre lo que debería hacer cada sexo, de por qué la gente negra tenía que estar ahí y la blanca aquí. ¡No! ¿Por qué no podemos intentarlo y hacer que funcione?”, dijo Grace Slick, la emblemática cantante de Jefferson Airplane, en el documental The sixties, de CNN. Aunque el movimiento jipi había surgido a mitad de la década, el Verano del amor en San Francisco y el festival de música de Monterrey en junio trasladaron la atención mediática hacia unos jóvenes que criticaban la guerra de Vietnam y se declaraban en rebeldía ante el materialismo, la autoridad o el conformismo. A cambio, los jipis apostaban por la creatividad y la esperanza en un mundo mejor, defendían la paz y la solidaridad, creían en la liberación del alma y en la espiritualidad y, en general, rechazaban cualquier convención social o camino marcado hacia el clásico estilo de vida estadounidense. “¡Nuestras sonrisas son nuestras banderas políticas y nuestra desnudez es nuestra pancarta!”, proclamaba el activista Jerry Rubin, tal y como lo recoge el libro Hippie (2004), de Barry Miles.
Funeral incluido San Francisco ofrecía bastantes alicientes a los artistas, vagabundos, inconformistas, buscavidas y bohemios que acudieron en masa a Haight-Ashbury en 1967 seducidos por las promesas que cantaba Scott McKenzie en San Francisco (Be sure to wear flowers in your hair). Se trataba de una ciudad compacta en comparación con la enormidad de Nueva York y Los Ángeles. Los alquileres eran baratos y las grandes casas victorianas eran ideales para la vida comunal;. Y también era conocida por cierta tolerancia racial, por ser el refugio de la generación beat y por el activismo político en torno a la Universidad de Berkeley.
Durante ese verano de ilusión, Haight-Ashbury se convirtió en un carnaval multicolor de flores y ropas estrafalarias, de conciertos de rock en la calle, de sesiones de meditación colectiva, de orgías y aventuras sexuales y de experimentación con el LSD en busca de nuevos horizontes místicos.
El 6 de octubre, activistas de Haight-Ashbury oficiaron un funeral simbólico por la muerte del movimiento jipi, que dirigió sus pasos hacia el campo y la vida alejada de la ciudad pero que aún no había dicho, ni mucho menos, su última palabra: el macrofestival de Woodstock en la costa Este sorprendería al mundo en 1969.
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