EL próximo día 16 La Fuerza vuelve a ser poderosa con el estreno de Rogue One: Una historia de Star Wars, el primero de los tres spin-off previstos de la saga galáctica cuya trama se sitúa entre La venganza de los Sith (Episodio III) y Una nueva esperanza (Episodio IV). Sin embargo, ya no hace falta irse a una galaxia muy, muy lejana ni buscar al Gran Maestro Yoda allá por el sistema Dagobah para aprender los misterios de La Fuerza. Prueba de ello es el joven padawan Sergio Rivas. Natural de Barakaldo, Sergio es un programador informático de 23 años. Los inescrutables caminos de La Fuerza le llevaron a estudiar a Madrid. Fue durante su etapa de estudiante cuando oyó los primeros rumores de que un Templo de la Fuerza había abierto sus puertas en Alemania, pero descartó que fuera a llegar al Estado. Cuál fue su sorpresa cuando hace aproximadamente un año supo por un compañero de trabajo que había una escuela de lucha con sable láser en Madrid. “Me preguntó si quería ir con él a una clase de prueba y, sin dudar, me uní”.
espada de la saga galáctica Allí le mostraron un atisbo de lo que podría aprender sobre el uso de La Fuerza y, tras una sesión que Sergio califica de “diferente y sobre todo divertida”, decidió comenzar a practicar Ludosport, un deporte que nació en 2006 en Italia y que se basa en el manejo de la espada láser de la saga galáctica. Todo esto ocurrió a principios de febrero de este año. Ahora Sergio ya es un padawan en toda regla y tiene puesto los ojos en qué camino tomará una vez alcance el nivel necesario para optar por uno de los dos senderos de La Fuerza: el Oscuro o el Luminoso.
“El objetivo principal es pasarlo bien”, asegura Sergio. Confiesa que no es un deporte muy “exigente”, pero que sirve para mantener la forma. “Y además de ser una manera original, diferente y divertida de hacer ejercicio, conoces a gente muy maja”. En la actualidad, la academia de Ludosport de Madrid suma 113 guerreros.
Para practicarlo solo es necesario vestir ropa y calzado deportivo, además de unos guantes que protejan las manos de los golpes y, cómo no, el sable láser. Estos se activan con el movimiento y están compuestos por una empuñadura de aluminio -una batería, una placa y varios sensores de sonido y movimiento- y un tubo de policarbonato.
Nerea Aparicio, instructora del Lado Oscuro de la Fuerza, explica que el deporte está dirigido principalmente a la lucha. “Aunque también se practican coreografías para exhibiciones, sobre todo nos centramos en el combate”. Las reglas son sencillas: “Como cada combatiente es su propio árbitro, hay que ser respetuosos y si nos han tocado hay que decirlo”. El objetivo: acertar al contrincante con la espada aunque, obviamente, los toques no valen lo mismo dependiendo de la zona del cuerpo. De la rodilla al pie y del codo a la mano -incluyendo el mango del sable- el oponente resultará “herido”, por lo que habrá de ofrecer facilidades para ser rematado. En el resto del cuerpo el toque es punto directo. En cuanto al escenario, no tiene que reunir ninguna cualidad concreta.
Ricardo Navarro es rector y cofundador del Templo madrileño. “Aprender a luchar con sable láser es algo que todo fan de Star Wars ha querido en uno u otro momento”. Fue por ello por lo que, cuando se enteró de que había una escuela en Bélgica, decidió abrir una en el Estado español. Actualmente es un Jedi y domina dos de los siete estilos originales que conforman este deporte. “La clave es que te guste y, por supuesto, también entrenar”. Optimista en la expansión de esta disciplina, opina que podría coger fuerza en Euskadi dentro de poco.
Mientras tanto, aunque no haga falta viajar a una galaxia muy, muy lejana para aprender los caminos de La Fuerza, sí que tendremos que desplazarnos hasta el sistema central estatal.