Bilbao - Hay vocaciones que no te dan de comer pero sí te dan la vida. Escribir, zambullirse en el mundo de la literatura es, a menudo, una de ellas. Son pocos los elegidos para ganarse el pan con el sudor de su tinta, pero muchos los llamados a amar la literatura, a regodearse en el placer de contar historias a través de las letras. Lo sabe bien Sol Aguirre, presidenta de la Asociación El espíritu de la Alhóndiga. Recuerda Sol que hubo un mulero de Baños de Rioja que, según qué noches, se quedaba a dormir en un torreón de la Alhóndiga. Y dice que su cuerpo desapareció en un incendio del viejo almacén de vino, quedándose libre su espíritu por la Alhóndiga hasta que se topó con un grupo de escritores.

¡Menudo susto!

-Ja, ja, ja. Puede decirse que es, ¿cómo se dice?, una licencia literaria. La historia la narré en un cuento y no quiero que me acusen de personalista.

Sin embargo, le ha prestado su nombre la asociación literaria que representa...

-Todo empieza con un grupo de aprendices de escritor que nos juntábamos en la mediateca de La Alhóndiga y que, de repente, nos quedamos sin sitio para encontrarnos. En un viaje por La Rioja alguien propuso hacer una asociación para buscar un local y ahí empezó todo.

¿Qué le diríamos a alguien que quiere acometer la aventura de escribir?

-Hay cursos de iniciación, cualquiera puede si tiene interés. Y hasta la fecha hemos visto que hay más mujeres interesadas que hombres.

¿Por qué?

-Quizás porque dentro de sus inquietudes y sus prioridades, es más práctica en este sentido. Algunos hombres tienen pudor porque creen que escribir según qué es una cursilada.

Y no lo es, supongo.

-¡Qué va! Ahora, por ejemplo, tenemos un arquitecto que está escribiendo una novela maravillosa.

Pero...

-Escribir es un poco desnudarse y hay que ser valiente para hacerlo. Y yo creo que hay más personas cobardes que valientes a la hora de mostrarse tal como son.

Así que buscan hombres...

-Ja, ja, ja. Hombre, dicho así... Pero sí, no hay demasiados. Como tampoco hay gente que se atreva a hacer literatura en euskera. Tenemos un cursillo y se han apuntado dos. Y falta gente joven, así que vamos a redondear la frase: Se busca hombre, joven y euskaldun. Ja, ja, ja.

¿Cómo tranquilizar a alguien que duda si meterse o no la aventura de escribir?

-Que no tenga miedo. Escribir no es una afición exclusiva para intelectuales sino que también sirve como terapia para ver la vida de otro modo, para buscar a lo que uno vive otros puntos de vista.

Me refería a cómo empezar de una manera más física

-Aquí, por ejemplo, nos mostraron una foto de un orangután y nos decían que teníamos 20 minutos para escribir lo que nos sugería. Ya ve... ¡un orangután!

Hay vocaciones que se frustran por falta de tiempo...

¿No tienen tiempo para escribir...? Uno busca tiempo para lo que quiere, es cuestión de organización.

Presidenta de la asociación ‘el espíritu de la alhóndiga’