Plentzia - “Ser plentziarra es un orgullo para todos. Así nos han educado y así lo demostramos”. Joseba Bilbao, presidente de los veteranos de Arkote, saca pecho ante los encantos de la acogedora villa marinera, un coqueto enclave que seduce a numerosas personas de Bizkaia, de Euskadi y de parte del extranjero.

¿Qué idioma se habla estos días en Plentzia?

-Plentzia, por su entorno natural -yo siempre digo que es el pueblo más bonito de Euskal Herria- recibe a mucha gente que se acerca a la playa, viene al monte, a pasear desde el metro hasta la playa... Es un entorno natural muy agradable y por eso viene gente extranjera también. Además con el Mundial de basket, ha habido mucho turista que se acerca, ¡cómo no!, a una de las zonas costeras con más solera de Bizkaia.

Y Plentzia les abre los brazos.

-Plentzia, por idiosincrasia, es un pueblo de veraneo, pero está cogiendo un carácter residencial porque hoy en día, los jóvenes y los no tan jóvenes buscamos esa calidad de vida que te da un pueblo así, por su entorno, por su tranquilidad... Luego el ambiente es muy jatorra, muy euskaldun. Los vascos acogemos a la gente con los brazos abiertos y somos unos grandes anfitriones. Recibimos a la gente de fuera con gran cariño y mucho mimo. Y los de Plentzia lo hacen todos los fines de semana y los veranos. La convivencia entre los de fuera y los de dentro es necesaria. Es uno de los valores añadidos que tiene Plentzi: el verano. Y eso le da, aparte de calidad, calidez.

¿Cuáles son sus rincones preferidos?

-Uno de ellos es el entorno del Astillero, la ría, el puente... Los del Plen-tzi íbamos poco a la playa y lo que hacíamos era bañarnos en la ría. Otro entorno que me gusta mucho y en el que paso mucho tiempo es en el puerto: es muy chiquitín y acogedor. Es una zona para estar con los amigos o para hacer deporte.

Plentzia y el deporte tienen una vinculación especial: los vecinos están muy unidos a Arkote, Kakarraldo...

-Para ser un pueblo tan pequeño, a nivel deportivo, tiene tres clubes muy potentes: Arkote en remo, Kakarraldo en rugby y el club de fútbol. Aparte de pelota, piragüismo, pádel... Por cómo está articulado el pueblo, podemos hacer cualquier tipo de deporte; el entorno nos ofrece esa posibilidad. Y algo tendrían nuestros antepasados para que los plentziarras siempre hayamos practicado algún deporte.

Así que tienen todos un tipazo...

-Bueno tampoco es para tanto, porque nos gusta mucho tomar un pote con un pintxito, así que lo que pierdes por un lado, lo ganas por el otro. ¿Y por dónde se potea?

-Tenemos una zona que es muy bonita y que se presta a ello, que es el casco viejo: la plaza de la iglesia, Artekale... Hay tabernas muy arraigadas y es una zona muy tranquila para ir con amigos y la familia a tomar tus pintxos, tus zuritos... Otra zona importante es Erribera y el puerto.

¿En Plentzia se potea con zuritos?

-Antes había mucha costumbre de txikitear, pero ahora que hemos adquirido un mayor nivel económico, nos tomamos un crianza, un vino del año también, y zurito, claro.

En cuestión de bebidas son unos expertos. Será el único pueblo que tenga su propio ‘brebaje’: el cóctel de Plentzia.

-Pues vamos a decir que sí somos el único pueblo (risas). El día del cóctel es una tradición muy bonita. Los establecimientos hosteleros compiten para hacer el mejor cóctel. Es un día que está muy arraigado y que viene precedido de la feria agrícola y artesanal, así que lo disfrutamos mucho.

Si será por fiestas...

-El verano no da lugar mucho al sosiego, la paz y la tranquilidad. Cuando mi mujer, Susana, empezó a venir decía que era un pueblo fantasma. Pero cambió de idea cuando arrancan las fiestas en San Cristóbal a principios de julio, y luego va todo seguido: el Carmen, La Magdalena, San Antolines...

¿Cómo es la relación con Gorliz?

-Buena, aunque siempre hay pique de pueblos vecinos, esa rivalidad de derbi. Es un pueblo muy bonito que tiene la suerte de estar al lado de Plen-tzia (risas). Con Gorliz hay una historia curiosa: el primer día de San Antolín se coge un pellejo de vino y las cuadrillas de Plentzia subimos con Antolintxu y Madalentxu hasta Andra Mari, una ermita que está en la parte más alta del pueblo, pero que pertenece a Gorliz. Es un terreno que se jugaron al mus los gorliztarras y los plentziarras y... ganaron ellos.

¿Cómo es la gente de Plentzia?

-Somos gente abierta. Algo que le llama la atención a los de fuera es la capacidad que tenemos de ser amigos, aunque no seamos de la misma cuadrilla. Aquí nos conocemos todos, nunca estás solo. Vayas donde vayas siempre te encuentras con alguien con el que hablar, tomar un pote... Hay cercanía, familiaridad... Todos esos adjetivos que se suelen atribuir a la buena gente.

Presidente de Arkote Beteranoak-Batera