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EL no lo haría. Así rezaba una campaña de sensibilización contra el abandono de perros por parte de particulares que, tras disfrutar de la compañía del mejor amigo del hombre, se cansaban de él y lo abandonaban a su suerte en cualquier descampado. En el estado norteamericano de Florida, lo que está causando problemas es el abandono de unas mascotas más peculiares: las serpientes pitón birmanas. La proliferación de estos reptiles en el Parque Nacional de los Everglades ha llevado a organizar una batida-concurso, en la que se anima a los participantes a matar el mayor número posible de serpientes, de un tiro o decapitadas, a gusto del consumidor. Esta última modalidad ha provocado la protesta de grupos ecologistas.

La organización Personas a Favor de un Trato Ético a los Animales (PETA) ha enviado una carta a la Comisión para la Conservación de la Pesca y Vida Salvaje de Florida (FWC), organizadora del concurso que comienza el sábado, urgiéndole a retirar de las bases la posibilidad de matar pitones cortándoles la cabeza. El concurso anima a todo el que quiera a acudir en el próximo mes al Parque Nacional de los Everglades, un ecosistema protegido único en el mundo, y mate todas las pitones birmanas que pueda, ya sea de un tiro en la cabeza o con "otros métodos" que garanticen un trato "humanitario", como su decapitación y posterior destrucción del cerebro.

Las pitones birmanas son una de las serpientes más grandes del mundo y están invadiendo los Everglades, en parte por culpa de gente que las tenía como mascotas y que, cuando ya no podía cuidarlas, las abandonaba en este amplio terreno pantanoso subtropical que ocupa gran parte del sur de Florida.

con licencia para matar Unas cuatrocientas personas de todo Estados Unidos se han apuntado a este concurso, en el que se permite ir armado, aunque no se tenga licencia de cazador, para acabar con este ofidio no venenoso que puede superar los cinco metros de largo y que es un depredador muy peligros para las especies autóctonas.

La veda estará abierta hasta el 10 de febrero y se ha fijado un premio de 1.500 dólares para quien elimine más pitones y otro de 1.000 dólares para quien acabe con la de mayor tamaño. La más grande jamás cazada en los Everglades medía 5,3 metros y tenía 87 huevos. Citando a Clifford Warwick, uno de los mayores expertos en reptiles a nivel mundial, PETA asegura en su escrito que "no hay forma humanitaria de matar a una serpiente decapitándola antes de destruir su cerebro", ya que el animal se mantiene consciente durante mucho tiempo, "lo que lleva a un prolongado sufrimiento".

Esta organización critica además el concurso en sí y asegura que el sistema de recompensas económicas "nunca ha funcionado para erradicar serpientes invasoras" y que "cualquier cosa que añada valor a una especie invasora crea una presión económica que asegura su continuidad". "En primer lugar, esta caza con recompensa es un error, pero permitir a los cazadores descabezar a las pitones -que siguen vivas, en agonía y retorciéndose hasta por una hora incluso después de que se les haya cortado la cabeza- es vilmente cruel", afirma la presidenta de PETA, Ingrid Newkirk.

Se calcula que en los Everglades hay unos cien mil ejemplares que campan a sus anchas sin que ningún otro animal del entorno suponga para ellas una amenaza: se comen desde aves zancudas y pequeños mamíferos, hasta linces, ciervos e, incluso, los caimanes que plagan esta zona. Los participantes no necesitan tener licencia de cazadores, a no ser que tengan menos de 18 años, ni ningún tipo de experiencia previa con serpientes, lo que ha desatado preocupación entre ciertos colectivos, que temen por la seguridad de los participantes y paseantes y por el daño no intencionado que se pueda hacer a otras serpientes autóctonas.

En respuesta, la FWC ofrece información a través de internet para aprender a distinguir las serpientes invasoras de las autóctonas y desplegará un dispositivo de seguridad especial durante el mes que dura el concurso para asesorar a los participantes. PETA cree que "la gente no está cualificada para evaluar la efectividad, y la naturaleza humanitaria, de los métodos de matar" serpientes.