ES la hora de la merienda. Las 18.30 horas. Y algo se cuece en el Eroski de Artea. Hay jaleo. Niños alborotando. Adultos curiosos. Se amontonan y forman un círculo en el pasillo central del hipermercado. Se escucha hablar italiano. Huele a mortadela.
¡Pedazo mortadela! Hay una pieza de 850 kilos, que mide 6 metros de largo y casi un metro de diámetro. Unas 100 personas se acercan a ver cómo es semejante embutido, a observar cómo se corta -que para dar el primer tajo hizo falta su fuerza… dos degustadores especializados de la charcutería de Artea hicieron los honores- y a comprobar cómo sabe. Es el fiambre más grande de todo el Estado y tenía que estar en Bizkaia, claro. Aunque ha sido elaborado en Italia, de donde es la empresa Fratelli Beretta, que ha querido celebrar sus 200 años de vida de esta peculiar manera.
"Los vascos nos terminamos esto en menos de una semana", asegura Javi, uno de los que no pudo evitar picar un poco de la mortadela gigante. "Está rica, ¿eh? Se nota que es distinta", añade. Ha sido elaborada en Milán, en un único horno, e hicieron falta ocho días para que se convirtiera en una realidad inimaginable. Pero para hablar de este fiambre hay que emplear siempre términos superlativos: más de 60 horas de cocción a una temperatura de 71 grados centígrados en el corazón del embutido. Y 1.750 paletas de cerdo con infinidad de tacos de grasa de la papada y pimienta en grano. "¿Pero cómo lo han podido hacer?", se preguntaba una de las miradas y de los paladares curiosos que acudió ayer a Artea.
La elaboración fue el trabajo que se realizó en Italia, después quedaba transportarla hasta Leioa. Un tráiler frigorífico de 17 metros de longitud se encargó de trasladar la casi tonelada de fiambre hasta el parque comercial vizcaino. Luego, tocaba bajarla del camión y llevarla hasta el interior del supermercado, donde sería expuesta y posteriormente troceada. Esa labor requirió del esfuerzo titánico de diez personas. Veinte brazos a lo largo de los 6 metros para poder mover la mortadela más grande de España.
"¿Y dónde la metemos", le respondía con gracia una madre a su niño que, pícaro, se quería llevar toda la pieza para su casa. Y es que a las 18.30 horas había hambre... No pudo coger los 850 kilos, pero sí un cacho más pequeño: en tacos o en lonchas por 10,90 euros el kilo. Eso sí, el primer bocado salía gratis. Aunque algunos repitieron. "Yo ya he comido tres", gritaba la pequeña Olivia. "Vaya bocadillo que nos podemos preparar con esta mortadela, ¿verdad?", soltaba un padre a su hijo.
Y es que el gigantesco embutido generó muchísima expectación. Tanto durante la jornada, porque desde la 10.00 horas estuvo expuesta, como a la hora a la que se produjo el corte inicial y en la posterior degustación y venta. Cada bandeja que colocaban para que la gente probara se esfumaba. El director de Fratelli Beretta, Andrea Panzeri, directamente alucinaba: "Esto es una alegría inmensa". Daniel del Barco, miembro de la empresa, también sonreía: "Estamos hartos de malas noticias, esto es algo bueno, para celebrar y reírse".
la comida de la posguerra Pero en medio del buen humor, Jorge, una de las personas que acudió a probar un poco del peculiar fiambre, se retrotrajo, por un momento, a una época de amargura. "La mortadela era la comida de la posguerra española y de la Segunda Guerra Mundial", rebobinó. "Me acuerdo de que mi abuelo era capitán del Transmediterránea y traía mortadela en lata de Canarias e Inglaterra. De contrabando todo". Muchas bocas de aquellos años se podrían haber alimentado con una pieza como esta, de casi una tonelada... Pero entonces una mortadela así, de récord, era impensable. Ayer sucedió en Leioa. Y puede que se puedan ver más productos de charcutería a tamaño XXXL, porque desde Fratelli Beretta anunciaron que preparan más sorpresas.