PEDRO Rodríguez (nombre ficticio) es un vaciacasas. Actúa siempre de forma legal. Es un profesional que se dedica a llevarse de las casas los objetos que nadie quiere para venderlos posteriormente. A él le gusta más que le llamen trapero, "un término más antiguo y con más solera", señala sonriendo. El caso es que hace un mes le llamaron para "vaciar una casa" en Las Arenas. "Cuando llegué ya vi que allí había entrado mucha gente antes que yo para llevarse cosas", comenta Pedro. Lo que también recuerda es que la vivienda estaba "bastante deteriorada" (llevaba varios años sin habitar, según él), y que "había de todo". En ese de todo incluye camas, armarios, bibliotecas, cómodas, sillas, lámparas, espejos, vetustas cacerolas... y muchos documentos. "Los traperos o vaciadores de casas somos unos currelas sin mucha formación, pero tampoco somos ignorantes", aclara. Y dice esto porque Pedro se dio cuenta al instante de que los documentos que había en el espléndido piso de Las Arenas, ubicado en un lugar privilegiado del barrio getxotarra, "tenían algún valor histórico". "Había muchas fotografías de la familia real española, sobre todo, del padre del actual rey", recuerda. Así que, visto el "tesoro" que había descubierto, lo primero que pensó es que aquella casa había sido de "algún pez gordo". Pedro hizo un pequeño inventario visual y decidió volver otro día para hacerse cargo de los objetos que más le podían interesar, "muebles, sobre todo, que es lo que mejor podemos colocar en los anticuarios", destaca.
Pero la siguiente ocasión que se presentó en el piso, se lo encontró "medio desvalijado". "Ese mismo día", señala, "me encontré dentro de la vivienda a dos personas, un subastero y un miembro de una asociación benéfica". Ellos fueron quienes le contaron la historia del personaje que había vivido durante décadas en aquella casa. "Me dijeron que el dueño pertenecía a una conocida familia monárquica de Neguri, que fue militar y que luchó como oficial en el bando franquista durante la Guerra Civil". Al parecer, según le contaron a Pedro, "el anciano militar era una persona muy cercana a don Juan de Borbón y a la Casa Real española, con quien mantenía una estrecha relación". Al morir sin descendencia, la vivienda fue a parar a unos familiares, que decidieron ponerla en venta. Pedro tiene experiencia en este tipo de situaciones. "Lo he visto muchas veces", dice, "cuando los herederos son muchos les cuesta ponerse de acuerdo para llevarse las cosas sin valor aparente, y, aunque no sea correcto, acaban dejando al comprador lo que ellos consideran morralla".
Documentos A juicio de Pedro, lo que él se encontró después de que otros vaciadores visitaran la casa "es una morralla muy interesante". Y a continuación detalla el pequeño tesoro: "Hay retratos, diplomas, fotos antiguas de familia, revistas de la época franquista, cartas datadas de la Guerra Civil y uniformes militares, entre otras cosas". Este trapero ilustrado está convencido de que las fotos que el escritor y periodista Willy Uribe se encontró en un contenedor de basura "tienen la misma procedencia". Lo que no acaba de entender es "cómo gente tan distinguida de la aristocracia de Neguri, que se supone responsable y apegada a sus tradiciones, sea tan irresponsable de tirar a la basura unas fotografías que tienen un valor histórico". Por eso, él cree que "algunos vaciadores han vendido parte del tesoro". Pedro dudó en un primer momento en el destino que iba a dar al material hallado. "No sabía si tirarlo o conservarlo", dice, "pero al ver que era algo interesante y el revuelo que se montó con las fotos que encontró Uribe, he decidido donarlo a algún museo o a alguna fundación". Para Pedro todo este asunto "no es un ataque a la monarquía, sino un soberana dejadez, o mejor dicho, un historicidio".