Y ahora volaremos sin piloto.Plagiando la película deLeslie Nielsen, la madre detodas las parodias sobre laaviación comercial, el presidente deRyanair, Michael O’Leary,quiere prescindirde los copilotosen los vuelos decorta duración. Ensu particular batallapor reducir costes, eljefe de la mayor aerolínealow cost europea, aseguraque “los copilotosson superfluos, noson necesarios enlos aviones modernosporque el ordenador seencarga ya prácticamente de todo”.
Conocido por su estilo provocadory por sus drásticas medidas de ahorro.O’Leary reconoció al FinancialTimes que en los vuelos internacionalesde larga distancia harían faltados pilotos, pero en los más cortos,las azafatas o los auxiliares devuelo podrían sustituir al copiloto,cuya única tarea, dijo, “es asegurarsede que la persona al mando nose queda dormida y se da con lacabeza contra los controles”. “Conello, el sector podría ahorrarse undineral”, añadió. “En los trenes sólohay un conductor, insistió, pese aque existe el mismo riesgo de quetenga por ejemplo un infarto y seproduzca un accidente”. “En 25 añoscon más de diez millones de vuelos,sólo tuvimos un piloto que sufrió uninfarto y pudo aterrizar el avión”,subrayó O’Leary, un extravagantedirectivo quien llegó a plantear unatasa para obesos y a considerar quelos pasajeros podrían viajar de piepara reducir el precio de su pasaje.
La compañía, con los precios másagresivos del continente, se caracterizapor plantear disparatadas eimpopulares propuestas de ahorro.En abril anunció que cobraría uneuro por utilizar el baño de abordo.“Queremos incitar a que los pasajeros utilicen los baños de lospropios aeropuertos antes deembarcar“, explicó O’Leary. El añopasado también descartó aplicaruna tasa para obesos. La idea consistíaen cobrar un extra por kilo alos hombres que superasen los 130kilos de peso y a las mujeres porencima de los 100.
La idea de prescindir de los copilotosha sido tildada como una nuevalocura del controvertido ejecutivoirlandés. “Totalmente alocado.Una insensatez absoluta. Pongamosun ejemplo: si el único piloto delaparato sufre un percance, unmareo, un ataque al corazón. ¿Quiénse ocupará de pilotar o de aterrizar?”,se preguntó Kyla Evans, portavozde Eurocontrol, que, desdeBruselas, coordina la gestión del tráficoy la seguridad aérea en Europa.
“Quizá el señor O’Leary tenga algode comediante y quiera provocarnosotra vez”, comentó. Le sobrarazón. No es la primera vez que elpresidente de Ryanair fomenta elescándalo con sus planes descabellados, entre ellos la de adecuar unespacio en laparte de atrás dela cabina para aquellos pasajerosque quieran viajar de pie, agarradosa una correa, como en un autobús.
Algunas de sus ideas más originalesproponían, por ejemplo, elcobro de 25 euros a quien tuvieraque evacuar el avión por las puertasde emergencia o de 50 euros a lospasajeros que quisieran ver a lasazafatas en bikini.
Pero tanto marketing gratuito ytanto apretarse el cinturón proporcionana la aerolínea excelentesresultados. En plena recesión, Ryanairincrementó el año pasado sutráfico de viajeros en un 14%, hastaalcanzar los 67 millones anuales. Lacompañía irlandesa logró ademásunos beneficios netos de 319 millonesde euros entre marzo de 2009 y2010 gracias al aumento del númerode pasajeros y al abaratamientodel combustible.