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Un chute de decibelios

Las drogas sonoras, sesiones de zumbidos que estimulan el cerebro, proliferan en la red Algunos expertos alertan sobre la posibilidad de que, a largo plazo, puedan provocar disfunciones cerebrales

Un chute de decibelios

NO hace falta jeringuilla, ni botellín de agua para tragarlas, ni siquiera un mechero. Las e-drugs o drogas digitales sonoras que circulan por internet se administran con un par de auriculares y aún se desconocen sus efectos, aunque quienes las han consumido relatan sin tapujos su experiencia en la Red. "Sentí llamas en mis brazos, que bajaban poco a poco hasta los dedos de los pies. Tenía la impresión de que mi brazo pesaba una tonelada y uno de mis dedos estaba encorvado. Entonces empecé a sentirme muy raro. Fue genial", cuenta en un chat Sugar Killer, quien dice que ha visto a una tortuga, un elefante verde y hasta un Papá Noel derrapando a los pies de su cama.

Creadas en Estados Unidos, las drogas digitales se fundamentan en los latidos binaurales, un fenómeno neurológico que consiste en emitir sonidos distintos en cada oído y que estimula el cerebro, produciendo sensaciones de euforia, estados de trance o de relajación, según afirman quienes las han probado. Las dosis, que consisten en sesiones de entre 15 y 30 minutos de zumbidos, se pueden descargar de varios portales especializados a precios que oscilan entre los 7 y 150 euros.

Los chutes digitales, que se han extendido rápidamente gracias a las nuevas tecnologías, se han empezado a instalar en Francia, aunque fuentes de la misión interministerial de la lucha contra la droga y la toxicología de este país aseguraron a Efe que el fenómeno no es "ni inquietante, ni emergente" y que, por el momento, no hay razón para prohibirlo.

Expertos en neuropsicología remarcan que los latidos binaurales relajan, ayudan a la concentración y se usan con fines terapéuticos para enfermedades como el autismo. Ciertas frecuencias pueden estimular la imaginación o la creatividad, lo que podría crear las alucinaciones que los consumidores dicen tener durante o después de escuchar las sesiones.

A falta de estudios sobre las secuelas que podría acarrear para el organismo el consumo de e-drugs, algunas voces alertan sobre la posibilidad de que, a la larga, puedan provocar disfunciones cerebrales. Otros expertos sostienen, a este respecto, que no crean adicción.

Sus consumidores, sin embargo, no parecen en absoluto preocupados. De hecho, comparten sus experiencias en las redes sociales, donde recomiendan las mejores dosis. Las más populares tienen nombres tan sugerentes o psicotrópicos como Orgasm, Peyote, Marijuana o Lucid Dream, que son algunas de las más descargadas.

"Mi corazón latía muy fuerte y temblé como un loco. Después me calmé y la dosis se paró. Respiré fuerte y pensé que fue genial. Efectos después de la dosis: excitación y ganas de hacer muchas cosas. La vida es genial", dice una usuaria bajo el pseudónimo de Larta.

Para jugar a videojuegos Las sesiones se agrupan por temas. Así, hay algunas prescritas para desarrollar la imaginación, disfrutar más de una partida de videojuego o de actividades deportivas o, incluso, para aumentar el placer de las relaciones sexuales.

"Al principio nada de especial, como siempre, relajación muscular... pero a los 10 minutos me sentí superbien. Tenía más sensibilidad en mis extremidades, de golpe tuve una erección", comenta otro internauta sin pelos en las teclas.

"Me metí a escribir en inglés sin hacer ninguna falta. Parecía una verdadera novela, las ideas fluían por mi cabeza. Nunca tuve la necesidad de buscar en el diccionario, las palabras venían solas. No había acabado de escribir una escena y ya tenía la siguiente en la cabeza", asegura entusiasmada Aiana.

Pese a las dudas sobre su consumo, esta nueva droga prolifera rápidamente. Se toma con tanta naturalidad como se escucha música, no parece estar asociada a actividades ilegales y sus efectos y propiedades corren como la pólvora por internet, donde los chutes de decibelios se inyectan a golpe de clic.