Con el proceso para que Osakidetza protagonice un salto adelante en calidad y eficacia ya en marcha tras la celebración, el pasado jueves en Bilbao, de la primera reunión de la mesa para el pacto de salud en Euskadi, el consejero vasco del ramo, Alberto Martínez, fijó ayer los aspectos prioritarios de mejora que se abordarán de manera inmediata, sin esperar a que ese gran consenso se sustancie –la previsión es que lo haga en marzo de 2025–.

Así, consideró que lo “urgente” y “prioritario” es fijar las citas en 48 horas en atención primaria, rebajar las listas de espera e incentivar la continuidad de los profesionales en los centros de salud. El resto de elementos a mejorar en Osakidetza “a medio plazo” se abordarán en el seno del pacto vasco por la salud, cuyos participantes –representantes políticos, sindicales, de la universidad y profesionales de la salud– se reunirán de forma periódica.

Entrevistado en Radio Euskadi, definió como un objetivo “muy realista” que la cita que pida un paciente “pueda ser dada en un tiempo razonable, que hemos establecido en 48 horas, pero que, en función de cuál sea la sintomatología, puede ser incluso antes”. Reivindicó además que esa presencia “sea física, es decir, que no sea telefónica salvo que el paciente lo demande así”.

Otra urgencia, según señaló, es “intentar que haya continuidad” en los centros de salud en cuanto a los profesionales, por lo que consideró necesario trabajar con ese fin. Martínez admitió que Euskadi tiene “un déficit de profesionales, generalmente médicos”, situación que “no se va a resolver a corto plazo”, pero recordó que a finales se julio se hizo una instrucción que ha permitido contratar a 90 médicos.

Como tercera prioridad destacó que otra “gran preocupación en lo inmediato” son las listas de espera, algo “connatural a un sistema público de salud”. Aclaró eso sí que tienen identificada cada lista de espera “en función de la patología y de cómo afecta esa lista de espera al resultado en salud de ese paciente”, de forma que en cirugía cardíaca y oncológica “hay unos tiempos que se respetan y se pautan”.

El consejero de Salud, Alberto Martínez, y el lehendakari Pradales, el jueves en Bizkaia Aretoa. Oskar Gonzalez

Sobre la reunión del pacto para mejorar la sanidad pública en Euskadi, que presidió el lehendakari Pradales el jueves en Bizkaia Aretoa, el consejero de Salud destacó que se llevó a cabo “con un clima y un talante muy positivo” que permitió a los participantes “hacer una primera reflexión”. Entre ellos no estuvo ELA, que declinó la invitación. Martínez recordó que presentaron un documento de más de 200 páginas con el diagnóstico de Osakidetza elaborado por su departamento, que se trabajará durante los próximos 15 días y que está “abierto completamente” a las aportaciones de los agentes en esa mesa.

Hábitos de vida

Tras reconocer que le gustaría que Osakidetza “estuviera fuera del foco de la polémica continua”, Martínez dijo que el pacto “busca una visión compartida de partidos, sindicatos, universidades, del mundo de la salud, los pacientes y los colegios profesionales”.

Abogó por acometer unas políticas que “permitan que un paciente tenga un envejecimiento saludable” y advirtió de que “la salud del futuro depende de las acciones del hoy”. Añadió que “nuestro sistema de asistencia está muy centrado en el hospital, lo que nos debilita porque la atención que resuelve el 80% de las patologías está en atención primaria”. Insistió por ello en fortalecerla y apostó por hacer “una política de salud muy importante” en relación a los hábitos de vida porque “prácticamente el 50% de las enfermedades más prevalentes tienen que ver con nuestros hábitos de vida”.

Laura Garrido

“Imposición lingüística”. La portavoz del PP en el Parlamento Vasco, Laura Garrido, reclamó ayer a Lakua que, a la hora de buscar un pacto para la mejora del sistema de salud, “aparque la imposición lingüística” que, según ella, se aplica en Osakidetza. En un mensaje en las redes sociales, dijo que el Ejecutivo “debería escuchar a los profesionales de Osakidetza, apostar por su consolidación y aparcar la imposición lingüística”. Reivindicó además “priorizar la calidad de los servicios públicos por encima de cualquier ideología”.