El hiperprotagonismo de Yolanda Díaz al frente de Sumar ha sido tan acentuado que, con su decisión de dejar su liderazgo tras el adverso resultado de las elecciones europeas, el escenario que se abre para la izquierda confederal es de total incertidumbre. Los llamamientos a la “reflexión” han sido constantes desde la misma noche electoral por parte de las formaciones que integran este espacio y la huida hacia adelante con otra persona que se limite a coger las riendas ya no parece una opción. Muy al contrario, la propia naturaleza de Sumar como paraguas aglutinador del espectro de partidos a la izquierda del PSOE está en cuestión.

Así lo han verbalizado formaciones como Izquierda Unida, uno de los principales afectados por el revés electoral. A pesar de ser quien aportaba mayor capilaridad organizativa a la coalición, concurrió al 9-J en cuarta posición, por lo que deja de tener representación en la Eurocámara por primera vez en su historia (Sumar logró tres escaños, un 4,65% de apoyo). El coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, defendió que Sumar renuncie a su papel de argamasa de siglas y que pase a integrar un nuevo frente amplio, “mucho más horizontal y en igualdad” de condiciones con el resto de partidos, como “un actor más”.

Planteó además que las fuerzas de izquierda se unan en un bloque democrático contra la extrema derecha, de lo que puso como ejemplo el Frente Popular de Francia, y abrió la puerta a explorar con Sumar “fórmulas creativas” para que su candidato tenga finalmente representación en la Cámara de Bruselas.

En la misma línea, la portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó, afirmó que su formación no formará parte de ningún proceso de rearme de Sumar y que su posición se circunscribe al de mero aliado electoral, para colaborar “desde la horizontalidad, de igual a igual” y desde su “autonomía” respecto a las fuerzas de la coalición de carácter estatal. La portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital del Estado, Rita Maestre, pidió que se convoque una mesa de coordinación entre los miembros de Sumar.

Podemos marca distancia

Antonio Maíllo también se abrió a hablar con otras organizaciones políticas, entre ellas Podemos, para posibilitar una confluencia a la que esta formación se opuso ayer de plano. Tras la ruptura entre Podemos y Sumar, que se visualizó con la salida de los primeros del grupo en el Congreso después de las elecciones generales y la elección de los ministros, entre los que no había ningún representante morado, las espadas se han mantenido en alto.

El coportavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, reafirmó ayer que la hoja de ruta de su formación sigue inalterable y que ya decidieron “pasar página” de Sumar, posición que no cambia la dimisión de Díaz. En una rueda de prensa en el Congreso, insistió en que no entra en las decisiones que adopten “otros proyectos políticos” que no son el suyo. Recordó que Podemos se fue al Grupo Mixto para hacer política y plantear sus propias iniciativas, centradas en defender la “paz y denunciar los planes bélicos de la OTAN”.

Mientras, el socio mayoritario del Gobierno español, el PSOE, sigue con atención esta situación ya que necesita una Sumar fuerte como parte crucial de la amplia red de apoyos que sostienen a Pedro Sánchez en Moncloa. Ayer desde Ginebra, la propia Yolanda Díaz explicó que “dando este paso lo que hago de manera decidida es preservar el gobierno de coalición” frente a “las fuerzas que quieren deslegitimar a un gobierno salido de las urnas, que ha ganado las elecciones”.

Añadió que seguirá volcando todos sus esfuerzos en esta tarea y lanzó un mensaje de tranquilidad a sus seguidores señalando que “sigo formando parte de la ejecutiva de Sumar, del órgano de dirección”. “Yolanda Díaz no se va, lo que ha hecho es política de la buena porque cuando hay malos resultados electorales, en mi convicción política, hay que asumir la responsabilidad y quiero hacer pedagogía”.