El PDeCAT, la marca política que se constituyó como sucesora de la histórica Convergència en 2016, podría estar dando los últimos pasos de su andadura tras sucesivos fracasos electorales; el último de ellos, el del pasado 23-J, cuando se quedó sin representantes en el Congreso de los Diputados.

Y es que los posconvergentes, liderados por David Bonvehí y que han probado sin éxito en las últimas convocatorias diferentes marcas y fórmulas como Espai CIU o Centrem, se han visto arrollados por Junts, que se ha hecho hegemónico en el espacio soberanista de centro, mientras que otros antiguos votantes de Convergència han recalado en ERC o el PSC.

Por tanto, el PDeCAT no ha levantado cabeza desde que rompió su alianza con Junts y ahora se ve obligado a debatir sobre su disolución tras cosechar en las urnas unos resultados muy pobres. De esta manera, los de Bonvehí analizarán y votarán su continuidad en un cónclave extraordinario el mes que viene.

Fuentes del partido revelaron ayer JUEVES a Europa Press que van a convocar una asamblea en septiembre para estudiar si siguen adelante con la actividad política o echan el cierre, aprovechando este mes de agosto para realizar una reflexión seria al respecto.

Pese a recalcar que no tienen “ninguna prisa”, concretan que tienen la obligación de analizar cómo reconducen la situación tras los recientes resultados electorales, que complican también la viabilidad económica de la sigla. “El partido debe leer muy bien las circunstancias y motivos del resultados. Entendemos que son múltiples factores y tenemos que analizarlo de cara al futuro”, señalan desde la formación.

Respecto al ámbito de la tesorería, en el PDeCAT explican que en febrero de 2021 se hizo un plan económico para poder pagar al personal y a los proveedores, “y se ha ido cumpliendo”, aunque no las tienen todas consigo respecto al futuro. “Habrá que ver cómo está económicamente el partido”, se limitan a decir.

En cualquier caso, hay voces del partido que se muestran a favor de la continuidad y creen que la disolución sería un error al tener todavía decenas de cargos en las instituciones locales.

Y es que, pese a no estar en el Congreso ni en el Parlament, el PDeCAT tiene alcaldes, concejales, representación en consejos comarcales y en la Diputación de Lleida, algo que algunos dirigentes del partido creen que demuestra que tienen su espacio electoral.

También hay quien, más allá de cuestionar que el partido se presentara a las generales y el discurso que se hizo, apuntan que el futuro del PDeCAT puede pasar por lo que ocurra en Junts, donde convive una ala más pragmática con otra más rupturista.

Sin día fijado en el calendario ni orden del día, está por ver si en la asamblea de septiembre, en caso de continuidad del partido, se abordarán cambios en la dirección, que preside David Bonvehí con un carácter más representativo e institucional, y que tiene al secretario general adjunto, Marc Solsona, y al secretario de Organización, Genís Boadella, como sus mayores caras visibles.

De hecho, la nueva Ejecutiva se eligió hace dos años, cuando el PDeCAT llevó a cabo una reorganización después de no haber logrado representación parlamentaria en las elecciones catalanas de 2021.

Debacle el 23-J

Respecto a los últimos comicios, el partido, que se presentó como PDeCAT-Espai CiU a las generales, perdió los cuatro escaños que tenía en el Congreso al no alcanzar el 1% de los votos.