LOS vascos y descendientes de vascos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial enrolados en el Ejército de Estados Unidos pueden alcanzar los 1.400, según el estudio Fighting Basques de Sancho de Beurko Elkartea, muchos de ellos pese a que entonces ni siquiera tenían la ciudadanía norteamericana, que pudieron conseguir al acabar la contienda. Su historia era muy desconocida hasta hace escasas fechas, pero esta investigación, aún en curso, ya ha sacado a la luz 1.100 biografías de estos soldados que se enfrentaron al fascismo en su forma más cruenta.

El esfuerzo de la asociación, así como la puesta en valor y visibilización de esta parte fundamental de la diáspora vasca, recibió ayer miércoles un espaldarazo crucial con un acontecimiento en el Estado de Texas que unió lo institucional y lo emotivo, el ámbito político y los sentimientos a flor de piel de los descendientes de aquellos auténticos pioneros al otro lado del charco. Por un lado, la Cámara de Representantes situada en Austin aprobó una resolución legislativa sobre la contribución vascoamericana en el último conflicto bélico de escala mundial. Impulsada por el representante legislativo Rafael Anchía, él mismo de origen vizcaino, se trata de la primera iniciativa de esta naturaleza aprobada en ese país. Tras exponer sus motivaciones, fue respaldado por miembros del Partido Demócrata, al que pertenece, y del Republicano, algunos de ellos veteranos de la II Guerra Mundial.

La resolución se refiere a los 14 combatientes vascos o de origen vasco que recalaron o nacieron en Texas, pero resulta evidente que su alcance es global. Entre otras cosas, por la presencia ayer miércoles en la convocatoria de familiares y descendientes, testimonio vivo de su legado.

El acto institucional tuvo una previa con una emotiva ofrenda floral a estos veteranos en el monolito conmemorativo de esta contienda que está situado en el Capitolio del Estado en Austin. El propio Rafael Anchía ejerció de anfitrión y explicó el significado de la escultura, dedicada a “los miles de hombres y mujeres de Texas que sirvieron y murieron en la Guerra”. El electo se dirigió al público en euskera durante parte del acto, en el que los participantes estuvieron flanqueados por la ikurriña y la bandera de Texas, y había paneles con las fotografías e historia de los homenajeados.

Hito para una generación

En representación de la Asociación Sancho de Beurko Elkartea acudió Pedro J. Oiarzabal, que en su intervención destacó que “nuestro trabajo aún no ha terminado, tenemos mucho que hacer” de cara a poner rostro a todos los vascos que combatieron al nazismo en las tropas norteamericanas. “Hemos completado 1.100 biografías cuando, en la mayoría de las ocasiones, solo aparecen un par de nombres en los libros”, añadió.

El historiador no dudó en calificar de “hito para nuestro proyecto de investigación” el evento, ya que “gracias a esta resolución y al representante Anchía vamos a hacer visible a toda una generación de la que no sabíamos mucho hace unos años”. Concluyó que fue “una gran ocasión para conmemorar nuestra herencia vascomexicana y vascoamericana en la capital de Texas”.

También estuvieron presentes el delegado del Gobierno vasco en EE.UU., Unai Telleria; Maggie Rivas (Voces Oral History Center) y Marie Petracek (North American Basque Organizations). Las actividades continuarán hoy con la inauguración de una exposición y con una mesa redonda moderada por Anchía.