SIN duda, Carlos Garaikoetxea (Iruñea, 1938) ha sido una de las personas clave en el complicado proceso para la recuperación del autogobierno vasco y para la institucionalización y democratización del país. Fue presidente del Consejo General Vasco, primer lehendakari tras la dictadura entre 1980 y 1985 y lideró Eusko Alkartasuna (EA).

26 de octubre de 1979

El Estatuto de Gernika

“...Y Euzkadi dijo Bai”. Así tituló DEIA el resultado del referéndum que avaló con gran mayoría el Estatuto de Gernika. Carlos Garaikoetxea, entonces presidente del EBB del PNV y del Consejo General Vasco en sustitución del socialista Ramón Rubial, había tenido mucho que ver en su gestación, negociación y aprobación. “Costó sangre, sudor y lágrimas, literalmente. El Estatuto apuntaló al país, que hacía ruina económica, cultural y lingüística. Fue una medicina que si no era todo lo completa que hubiésemos deseado, era una medicina de urgencia”, afirma. La negociación fue “muy difícil”, dice Garaikoetxea, quien tuvo que limar muchas asperezas directamente con el presidente Adolfo Suárez “hasta agotar los últimos segundos”, incluso con su madre a punto de morir. “Suárez me puso un Mystère para ir al entierro, regresar y volver al anochecer al funeral”. Finalmente, el Estatuto se aprobó. “Había muchas esperanzas. Yo dije el primer día que se aprobó que el problema del Estatuto no era la letra, sino su desarrollo. El que avisa no es traidor”.

10 de abril de 1980

Elegido lehendakari

Eran tiempos de muchas emociones políticas y ser elegido lehendakari, con lo que ello suponía de “evocación de la imagen mítica -en lo más justo del término- de aquel gobierno de Aguirre, cuyo recuerdo se agigantaba con el paso del tiempo”, fue muy especial para Garaikoetxea, pese a que ya estaba “entrenado” como presidente del Consejo General Vasco, cargo que recuerda también muy especialmente. “ Sentirse más o menos un humilde sucesor de todo aquello era particularmente emotivo”, afirma. “Esta elección de esta portada la recuerdo como una jornada muy intensa, un debate previo que duró más de siete horas y terminó de madrugada”, relata, “aunque, como es normal en este país, también había otros que gritaban al otro lado de la trinchera”.

24 de diciembre de 1980

Creación de la Ertzaintza

“La Ertzaintza la tuvimos que hacer contra viento y marea, contratando una finca con ovejas y con instructores ingleses, lo que soliviantó a los estamentos españoles”, recuerda con orgullo el lehendakari, quien destaca que se creó expresamente como una “policía integral”, aunque luego se haya “interpretado de manera absolutamente restrictiva”. “Se entendía que las excepciones a sus funciones eran eso, excepcionales. Esto no tiene nada que ver con que haya por todas partes cuarteles de las FSE. Los del alde hemendik, al final están propugnando un principio de sustitución, lo mismo que hacíamos entonces”, aunque, lamenta, luego en las negociaciones se cambió sustitución por adecuación, un término mucho más interpretable. Con todo, la Er-tzaintza “cumplió su cometido y pagó por ello su precio” siendo objetivo de atentados de ETA.

24 de febrero de 1981

La vuelta atrás del 23-F

En aquella convulsa época, la “espada de Damocles” del golpe de Estado militar pendía continuamente sobre la cabeza de la incipiente democracia. A Garaikoetxea, el tejerazo del 23-F le “pilló en la cama, con gripe y fiebre”. “Cogimos toda la información sensible y fuimos a casa de unos familiares”, relata. Después, ante la imposibilidad de hablar con el rey y tras tener una conversación telefónica “tranquilizadora” con el capitán general de Burgos, “regresé a Ajuria Enea, a pesar de todas las historias que se han dicho”, y lanzó su mensaje de firmeza a la población. “Fueron momentos muy dramáticos, porque nos jugábamos todo. Era pensar qué puede ser volver a los 40 años que acabábamos de pasar, en todos los aspectos”.

1 de mayo de 1981

Primera Liga de la Real

No todo era tensión política y violencia en Euskadi. El deporte, como válvula de escape y elemento de cohesión y de afirmación colectiva, asomaba en forma de triunfos. El primero fue el campeonato de Liga logrado por la Real Sociedad aquel 1981. “Los equipos vascos, la Real y el Athletic, ganaron cuatro ligas en un mandato mío, incluidos los dobletes del Athletic. Aunque no es mérito mío...”, bromea, mientras recuerda que también entonces la expedición vasca conquistó el Everest. “Fueron acontecimientos desgraciadamente irrepetibles. Un milagro que mostraba que también había cosas que eran motivo de celebración”, afirma.

8 de noviembre de 1984

La dura reconversión industrial

A la complicada situación política de los años de plomo se unía también una dura crisis económica y laboral que Garaikoetxea tuvo que lidiar como lehendakari, como prueba la portada de DEIA de noviembre del 84 con los trabajadores de Euskalduna enfrentándose a la policía. “Fue una época durísima en todos los aspectos. Estábamos inermes ante los graves problemas de tipo económico, social y laboral”, recuerda. Hasta que se logró el Concierto Económico, que, según dice, “fue una auténtica obsesión personal mía, aunque esté mal que lo diga yo”. “La circulación de recursos por el Concierto Económico nos permitió ir apuntalando muchas cosas. Nos permitió iniciar algo que entonces parecía futurismo puro: el I+D+i. No sé si lo inventamos nosotros. A mi me parecía que sí. Fue vital. Se utilizó para apuntalar mucha industria en crisis que podía haber caído como un castillo de naipes”.

13 de septiembre de 1986

La escisión del PNV

La portada de DEIA del 13 de septiembre de 1986 se hacía eco, una vez más, de un proceso desgarrador en el nacionalismo vasco que concluyó en la escisión del PNV. “Fue un episodio muy doloroso pero hay que mirar al pasado sin ira”, explica Garaikoetxea, uno de los protagonistas principales de aquellos hechos. “Se fue consumando una ruptura inevitable porque el PNV, como suelo decir yo, más que un partido era un movimiento omnicomprensivo”. Según afirma, “hubo un progresivo deterioro de la situación, que empezó ya con la discusión de la Constitución, los derechos históricos, el grave episodio de Navarra y un detonante importante: la LTH, la forma de organizar el país”.

El nacionalismo se dividió en dos. “Contra lo que se ha dicho, yo no fundé Eusko Alkartasuna, lo fundaron en Vitoria, porque fueron expulsados. A mí no me expulsaron”. Pero el paso del tiempo mitiga asperezas. “Lo contemplo con la serenidad que el tiempo permite. Probablemente hacía falta una opción política intermedia entre el partido democristiano y la izquierda radical violenta. Es un espacio político que existía en todo el mundo occidental menos aquí. Lo juzgo positivamente”.

La misma portada, sin embargo, refleja la barbarie terrorista: el asesinato de Dolores González Katarain Yoyes, exdirigente de ETA, por parte de sus propios compañeros. “Es uno de los episodios más terribles de la historia de ETA: que uno no pueda dejar de ser sin ser llamado traidor y sin que se digan de él o ella cosas terribles”, afirma.

29 de julio de 1991

Un navarro en la cima del deporte mundial

Durante años, Miguel Indurain se convirtió prácticamente en un héroe en Euskal Herria, un país que vive el ciclismo con pasión. Un navarro de Villava -Garaikoetxea es de Iruñea- se convirtió en uno de los deportistas más grandes del mundo. “Consiguió cinco Tours seguidos”, recuerda bien el lehendakari, que no duda en afirmar que Indurain “marcó una época”. “Fue otra de las alegrías, con los dobletes del fútbol, siendo además una figura cimera del deporte del ciclismo. Y con una proyección humana bastante potable para los seres atrabiliarios que suelen ser los astros del deporte. Empezó a hablar en plural para compartir los éxitos: Hemos ganado la etapa?, decía. Hasta en eso marcó época”.

18 de septiembre de 1998

Acuerdo de Lizarra, la oportunidad perdida

Parecía que Euskadi despertaba a la paz aquel septiembre de 1998 como reflejaba la portada de DEIA, tras el anuncio de la tregua de ETA que siguió a la firma del Acuerdo de Lizarra suscrito por diversas fuerzas abertzales incluida EA, de la que Carlos Garaikoetxea era presidente, Pero solo fue un sueño. Fue, según resume, la historia de una oportunidad y de una gran manipulación.

“ETA y su mundo perdieron muchas oportunidades, esta fue una de ellas, antes vino Argel y antes la mesa que yo voluntarista e ingenuamente monté en Vitoria en el 83 con la anuencia de Felipe González y de Herri Batasuna. Una negociación que, no nos engañemos, en aquel momento tenía componentes políticos también. Y al final no ha habido ni negociaciones ni componentes políticos ni de ninguna clase”.

Garaikoetxea cuenta que él se empeñó en que en el reverso del famoso escrito de ETA con su propuesta -“en el mismo papel, para que no pudiera publicarse solo una parte”- figurasen las condiciones necesarias para aceptarlo: el respeto a los derechos humanos y que en la medida en que la gobernabilidad de las instituciones lo exigiera, se aplicase el principio de colaboración con otras fuerzas que ETA calificaba de “extranjeras” (PP y PSOE) y que pretendía excluir de cualquier acuerdo. Sin embargo, se publicó solo una parte. “Se hizo trampa. Se desplegó una gran campaña y por otro lado hubo errores también, como de costumbre, primero en ETA y también el PNV tuvo un punto de culpa”.

“La propaganda, la manipulación, la tregua trampa, el documento publicado solo por una cara y no con nuestras condiciones? fue la historia de una de las manipulaciones más desgraciadas que he visto en mi vida y una oportunidad perdida que nos hubiera ahorrado tantos sufrimientos y tantos fracasos posteriores de ETA”, resume.

21 de julio de 2015

El cambio en Nafarroa

Tras décadas de “régimen” de gobiernos de UPN y PSN, las últimas elecciones forales propiciaron el denominado “Gobierno del cambio” liderado por Uxue Barkos merced a un acuerdo cuatripartito de difícil equilibrio. Un acontecimiento histórico largamente acariciado. Garaikoetxea, navarro y abertzale, lo contempla como “un soplo de aire fresco después de tantos años de régimen”, del que, en gran parte, culpa a los socialistas, con quienes recuerda que compartió “pancartas reivindicando el derecho de autodeterminación para toda Euskal Herria o campañas electorales por la Ribera con la ikurriña al viento”, pero que luego han hecho causa común con la derecha navarra “con el argumento exclusivo del antivasquismo”.

Reconoce que el cambio “no va a ser fácil, porque el régimen tiene muchos resortes. Toda la ruina que han dejado aquí es impresionante. Para materializar los cambios necesarios hacen falta dos legislaturas por lo menos”, dice. Aun así, “se están haciendo cosas”. “Estoy esperanzado pero preocupado también, porque es muy delicado. El cuatripartito puede resquebrajarse en cualquier momento”, concluye Garaikoetxea.