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Barcina precipita su dimisión y deja a UPN en medio del caos

Habrá que buscar un nuevo líder para el partido, que ya no llegará a tiempo para convocar el congreso antes de las elecciones generales de diciembre

Barcina precipita su dimisión y deja a UPN en medio del caosFoto: Efe

IRUÑEA - De forma precipitada y en contra de cualquier lógica política, Yolanda Barcina comunicó ayer a la ejecutiva del partido su dimisión como presidenta de UPN. Una decisión inesperada que rompe los ritmos de la formación regionalista, que prepara ya un congreso extraordinario para otoño, y que ahora deberá afrontar una asamblea extraordinaria a la que estarán convocados todos los militantes del partido para elegir un nuevo presidente. Un nombramiento a priori interino que aumenta la caótica situación en la que ha quedado el partido regionalista tras las últimas elecciones, pero por el que competirá Javier Esparza en un intento de reafirmar el liderazgo que ahora cuestionan algunos compañeros de sigla.

El candidato en las últimas generales es el primero en dar el paso en un proceso que se prevé rápido, y que ofrece un recorrido repleto de sombras. De entrada, el principal mandato del nuevo presidente será la convocatoria de un congreso extraordinario que renueve la dirección y el proyecto político, y que en contra de lo previsto, ya no se podrá celebrar antes de las elecciones generales. Lo que ha despertado recelos y desconfianza en una parte del partido.

También en Amelia Salanueva, vinculada al sector que hasta ahora se ha mostrado crítico con Yolanda Barcina y en que tenía en Miguel Sanz una de sus figuras más destacadas, y la única candidata que hasta ahora había hecho pública su intención de optar al liderazgo. Algo que ahora deja en suspenso hasta analizar con tranquilidad la nueva situación. “Vamos a ver qué decisiones se toman y qué procedimiento se plantea. Pero desde luego esto es algo que no beneficia al partido, que desde junio está esperando la convocatoria del congreso”, replicó.

Barcina sin embargo justificó su decisión en que su nueva situación personal le impide dedicarse al partido como es necesario. “UPN necesita un presidente a tiempo completo”, alegó la ya expresidenta, que ha vuelto a desarrollar su labor profesional en la Universidad Pública, y que consideró que de esta forma se podrá acelerar el relevo en la cúpula del partido. Según dijo, los trámites necesarios para la convocatoria del congreso hacían imposible convocar la cita con la “urgencia” necesaria, por lo que con su dimisión pretende acelerar los tiempos. “Lo hago por responsabilidad con UPN y con Navarra”, afirmó ayer.

Será sin embargo un relevo temporal que se ceñirá exclusivamente a la presidencia de la formación regionalista, de forma que la actual ejecutiva, elegida de la mano de Barcina en el congreso que le enfrentó con Alberto Catalán, seguirá en sus responsabilidades. De hecho, el nuevo presidente tendrá un mandato estatutariamente reconocido hasta 2017, al igual que el resto de la dirección. Y aunque hasta ahora todos se han mostrado partidarios de un congreso, su convocatoria dependerá de lo que ocurra en la asamblea. Un escenario confuso que deja al partido sumido en el caos, sin liderazgo ni rumbo político en un momento especialmente crítico, apenas unos meses después de perder todo el poder institucional y en víspera de unas elecciones generales de vital importancia, para las que habrá que decidir además si se concurre en solitario o en coalición con el PP.