Bilbao

no puede considerarse un demócrata a quien no luchó contra Franco". La afirmación es de la última persona que estuvo con Julián Grimau en libertad, Víctor Díaz-Cardiel, el 7 de noviembre de 1962. Ambos comunistas, amigos. Una relación fraternal de "casi padre e hijo", valora el madrileño, quien ayer y hoy visita Bilbao. Los dos sufrieron al Manuel Fraga Iribarne real. El gallego, ministro de Información de Franco, firmó y decretó el crimen de Estado contra Julián Grimau a pesar de miles de telegramas pidiendo el indulto de este símbolo del PCE.

El pasado 20 de abril se cumplieron 50 años del fusilamiento de este icono de la libertad. Entre las personas que clamaron conmutación de pena, hubo firmas históricas como la del Papa Juan XXIII, John Fitzgerald Kennedy, Jean Paul Sartre o Willy Brandt, entre muchos. Sin embargo, la vida de la considerada primera víctima de Fraga no tuvo escapatoria.

El senador por el PNV Iñaki Anasagasti recuerda la decisión del antiguo dirigente franquista que murió en enero de 2012. "Julián Grimau no fue fusilado, sino asesinado fríamente 23 años después de finalizada la Guerra Civil. En el Consejo de Ministros presidido por Franco estaba Manuel Fraga Iribarne como ministro que además se ocupó de justificar internacionalmente esta muerte. Fraga jamás pidió perdón por aquel asesinato y es considerado en España como uno de los padres de la actual democracia. Fundó el Partido Popular. Tiene un busto en el Senado", denuncia enérgico Anasagasti.

lanzado por la ventana Díaz-Cardiel reacciona: "¡Estoy con Iñaki!". "¡Es absolutamente incomprensible que hayan puesto ese busto en el Senado cuando no ha habido condena! La historia de España es casi única. Recuerdo la frase de un argentino sobre esta situación que dice: se os ha muerto el perro, pero su rabia continúa con vosotros", apunta quien conoció a Grimau en el exilio en París.

Pero, ¿quién fue Julián Grimau? El 20 de abril de 1963, el dirigente comunista Julián Grimau (Madrid, 1911) fue asesinado a los 52 años por un pelotón de fusilamiento, con 27 descargas de fusiles, pero "el oficial al mando tuvo que rematarle con tres tiros de gracia. Nunca lo olvidaré", explicó el abogado defensor de Grimau, Alejandro Rebollo. Los franquistas acabaron con su vida. Había sido detenido a finales de 1962 horas después de despedirse de su camarada Víctor Díaz-Cardiel. Sufrió graves lesiones durante los interrogatorios al ser lanzado esposado por la ventana de la comisaría a la calle. Tras un juicio militar con personal no especializado fue condenado a muerte y fusilado en Madrid. Todo en pocas horas. Fue acusado de "rebelión militar continuada", pero realmente, a juicio de Díaz-Cardiel, fue un "capricho de Fraga, quien quería reconocimiento" en un momento en el que Franco estaba haciendo cambios y el Estado estaba con huelgas en Asturias o Bizkaia. Su causa, entonces se convirtió en un símbolo contra el franquismo.

El PC extendió las protestas por todo el mundo pero Franco no cedió ante las presiones que llegaron desde el Vaticano hasta el líder soviético Nikita Kruschev. Fraga no quiso escuchar. El antifranquista Manuel de Cos, hermano del guerrillero Jesús de Cos, relata a DEIA aquellos días. "Cuando nos enteramos de que le tiraron por la ventana, un amigo y yo fuimos a ver la sangre en el suelo. Llevamos como protesta un rodillo con un caldero de pintura roja para denunciar pintando líneas, caminos, que llevaran a aquel lugar. Un policía nos los quitó. Aquello fue una tragedia", da testimonio quien estuvo como prisionero de guerra en las cárceles bilbainas de los Escolapios -"de la que nadie habla", dice De Cos a sus 93 años- y en Larrinaga.

La secretaria general de AGE, Archivo de Guerra y Exilio, Dolores Cabra, con grandes lazos de unión a Euskadi, fue secretaria de la coordinadora del homenaje a las Brigadas Internacionales en 1996. Posteriormente, en 1997, fundaron AGE. "Siempre hubo una persona, un combatiente, un hombre comprometido, a quien todos mencionaban como referente de nuestra memoria colectiva; ese hombre era Julián Grimau", aporta.

Fueron muchos los que hablaron a Cabra de él, los ya fallecidos Santiago Álvarez, José Murillo o Adelina Kondratieva, pero sobre todo José Luis Gallego, corresponsal de frentes durante la Guerra Civil, prisionero de guerra y poeta. "Así son los tiempos de libertad, de combate, de prisión y de muerte, y de nuevo de libertad y de combate, y de muerte; y así va entremezclándose la historia con la memoria y al final nos queda el verso de Gallego, La detención. La de Grimau, la de José Luis, la del guerrillero Ríos, la de todos los presos de la dictadura que luchamos por esa libertad que ahora se evapora de la mano de unos desalmados que se creen los dueños no solo del mundo sino de las conciencias que lo habitan".

delatado Díaz-Cardiel vio por última vez a Grimau en libertad. Le describe como un hombre "afable, atento, muy fumador, como Carrillo? Yo tenía solo 26 años", evoca. Los dos junto a Valentín Andrés Álvarez, escritor de la Generación del 27 acudieron a una reunión. Tras finalizar el encuentro, Grimau y Díaz-Cardiel caminaron juntos hasta la calle madrileña de Ibiza, no lejos de Vallecas. "Nos despedimos como todos los días y al día siguiente supe que le habían detenido", relata Díaz-Cardiel. Grimau fue apresado en un autobús de Madrid en el que solo viajaban él y dos hombres más, dos agentes de la Brigada Político-Social. Después, se supo que le había delatado su contacto, Francisco Lara, quien poco antes había estado en prisión. Nunca más supieron de Lara.

Díaz-Cardiel conoció el hecho de que durante la estancia de Grimau en la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol -hoy sede del Gobierno de Madrid- fue lanzado por la ventana. "La gente no se echó a la calle porque el temor era tremendo. Solo podíamos informar y distribuir propaganda. Con su asesinato los franquistas quisieron silenciar la lucha obrera y que no se hablara de Cuba. Es necesario saber -concluye Díaz-Cardiel- que fue la primera víctima de Fraga, a quien hoy algunos creen demócrata".