alonsotegi. Responsable, quizás en exceso, discreto, atento y muy implicado en la vida cultural, deportiva y social. Así retratan al nuevo jefe del Gobierno vasco sus vecinos de Alonsotegi, que han seguido expectantes las dos jornadas de la sesión de investidura. En el batzoki de la localidad, a cuya inauguración asistió allá por 1978, el primer discurso del lehendakari Iñigo Urkullu fue recibido entre aplausos y alguna que otra lágrima por quienes le recuerdan corriendo de niño por la huerta de su abuelo o participando en las kalejiras festivas del entonces barrio de Barakaldo.

Su madre, Flori Renteria, prefirió disfrutar de tan trascendente momento en la intimidad. "Estamos muy contentos. Lo hemos visto por televisión", declaró Eguzkiñe, tía de Iñigo Urkullu, a las puertas de su casa. Lo primero que hizo el dirigente jeltzale al día siguiente de la victoria electoral fue acercarse a Alonsotegi a saludarla. Seguramente mañana repetirán en Gernika el emotivo abrazo que se dieron y recordarán a su padre, Carlos Urkullu -en navidades se cumplirán 18 años de su fallecimiento-.

Puede que el flamante lehendakari, diplomado en Magisterio, heredara de ella su vocación docente. Y es que Flori es toda una institución en la localidad. Natural de Mungia, llegó a Alonsotegi tras su matrimonio y luchó por divulgar el euskera en una zona donde incluso hoy cuesta escucharlo por la calle. "Pese a su avanzada edad, continúa enseñándolo. Yo fui alumna suya", reveló Maite Acerete, amiga de la familia.

Sus allegados no tienen duda de que sabrá estar a la altura del cargo. "Lo va a hacer muy bien. Es dialogante, humilde, sabe escuchar y si da su palabra la mantiene", sintetizó Marian Bilbao, también amiga de los Urkullu Renteria y exconcejal de Alonsotegi. Para muestra, el detalle de saludar a todos los portavoces de la oposición nada más bajar del estrado. Un gesto que, según creen, abre un nuevo tiempo y denota su categoría humana.

"Nos sentimos muy orgullosos de él", expresó una emocionada Julia Velasco, vecina y amiga, que vivió en la antigua estación de ferrocarril situada justo enfrente de la casa donde reside Flori Renteria. Mañana una nutrida representación de Alonsotegi le arropará en la toma de posesión en Gernika. A Julia, como a tantos otros, no le sorprende que haya llegado tan alto, porque "apuntaba maneras desde joven".

Estudió en el colegio Abellaneda de Sodupe antes de cursar el Bachillerato y Magisterio en el seminario de Derio. Su imagen de serio no le impedía divertirse fuera de las aulas. Tocaba el txistu, bailaba en un grupo de danzas y jugaba al fútbol en el Larramendi, el equipo local. "Nos movilizaba a todos, le veíamos como un chaval con mucha experiencia, a pesar de que nosotros éramos mayores", relató.

Begoña Aretxabala, actual concejal de Cultura, también compartió sus recuerdos ayer entre cafés y fotografías antiguas. "Me enseñó a tocar el txistu, aunque le considero más un amigo que un profesor", explicó. Manuel Galíndez presidió la junta municipal del PNV durante la década de los 80 y fue testigo de sus primeros pasos en política. "Era trabajador y responsable. Con él no cabían las anécdotas", confesó.

Aun así, le definen como "cercano". Vuelve a Alonsotegi siempre que la agenda se lo permite para ver a la familia, dar largos paseos por el monte o tomar parte en las fiestas que animaba en su juventud a ritmo de txistu. Sin ir más lejos, en la última romería de San Antolín se le vio conversar con quienes se acercaron a saludarle con el pañuelo festivo anudado al cuello.

A pesar de los años que han transcurrido desde que se fue no ha perdido el contacto con su gente. "Cuando viene pregunta por todo el mundo, tiene una memoria prodigiosa", elogió Begoña Aretxabala. Alonsotegi, lugar de nacimiento de los exfutbolistas del Athletic José Ramón Alexanco y Andoni Goikoetxea, presume estos días de otro vecino ilustre. Nada más y nada menos que un lehendakari. Pero, según dicen, "para nosotros sigue siendo Iñigo".