La primera en todo, también en antinacionalismo vasco

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FUE la primera mujer ingeniera del Estado, la primera maquinista española del ferrocarril, la primera alcaldesa y única hasta el momento de Bilbao -aunque colocada, como dictaba el totalitarismo, a dedo-, casi llegó a ser la primera ministra, pero quizás era una derechona demasiado extrema para la pronto emergente Alianza Popular... La madrileña de origen bilbaino Pilar Careaga Basabe fue la primera, también, en antinacionalismo vasco, "siempre al servicio de España", como rezaba la propaganda más rancia del 69. "Era la expresión máxima del Neguri franquista donde los Careaga y Lequerica estaban muy comprometidos con el régimen franquista. Fue muy beligerantemente antinacionalista vasca e, incluso, en ocasiones antivasca", razona el senador del PNV Iñaki Anasagasti.

Además de apoyar a quienes dieron el fracasado golpe militar de 1936, la alcaldesa rizaba el rizo siendo de Fuerza Nueva. No falló al dirigente ultra Blas Piñar en sus mítines más rancios. Incluso este salió en su defensa cuando atrevidas publicaciones osaban a poner a Pilar -conocida entonces con mofa como Pili bigotes- contra las cuerdas.

También fue un día la primera en la lista de ETA, organización armada que atentó contra ella en 1979, cuatro años después de que abandonara la alcaldía de Bilbao, "en julio de 1975", como corrige el profesor de la UPV el historiador José Antonio Pérez a quienes insisten en que fue en 1977. "Aunque no se dijo, dimitió por la fuerza de los movimientos vecinales. Sobre todo, el del Rekaldeberri, el más importante del Estado. Años antes, una niña había muerto atropellada y la respuesta en la calle fue casi de estado de guerra. Se pedían, entre otras cosas, semáforos. La presión fue terrible y dimitió", ilustra Pérez, especialista en temas de lucha obrera en Euskadi durante el franquismo.

vivió en BERLÍN Y VIENA Pilar Careaga diría que tuvo la suerte de nacer en Madrid, aún siendo de familia bilbaina. Fue el 26 de octubre de 1908. Su padre, Pedro, era conde de Cadagua. Su madre se llamaba Concepción Basabe. Vivió de joven en Berlín y Viena. Amante de las matemáticas, el álgebra y la física, fue la primera mujer ingeniera en el Estado, con 21 años. Durante los tiempos de la República colaboró con fuerzas de extrema derecha y en 1936 fue encarcelada en Madrid. Pudo volver al bando fascista en un canje de prisioneros de la Cruz Roja.

Tras la guerra, ocupó diversos cargos hasta que el 8 de julio del 69 la sentaron en la alcaldía de Bilbao, en sustitución de Javier Ybarra, asesinado por ETA. En 1975, cesó en el cargo a petición propia no antes de hacer famosa una perla: "¡Aviados estaríamos los alcaldes si dependiéramos de las opiniones de los vecinos!". Mientras fue primera edil ocupó una veintena de cargos, entre ellos el de presidenta de la Junta de Gobierno de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y de la Comisión de la Feria Internacional de Muestras, y vicepresidenta del Consejo del Gran Bilbao. "Demasiados sillones para unas mismas posaderas", valora el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, quien analiza que "no deja de llamar la atención el hecho de que cabeceras mediáticas que entonces callaban ante este tipo de excesos -si no los aplaudían- pretendan ahora situarse en la vanguardia de las denuncias que se vienen formulando contra los políticos democráticamente elegidos, por prácticas y conductas que, incluirán, sin duda, aspectos corregibles, pero que rara vez se aproximan al abusivo e intolerable nivel que alcanzaban en la época de Franco. ¿Preferirán regresar a aquellos tiempos?".

Por entonces, también había medios que arriesgaban. En una entrevista en la revista Sábado Gráfico, en 1969, la presentaban como un "nombramiento inesperado", "es lo que La Pasionaria, pero en la derecha" y "consagrada al servicio de España que podría culminar en una carrera ministerial". El historiador de la Fundación Sabino Arana Iñaki Goiogana matiza que "nació demasiado pronto para ser ministra".

blas piñar A la alcaldesa, regatista en su juventud, se le pusieron los pelos de punta al leer la entrevista. Un encendido Blas Piñar acuñó un editorial en Fuerza Nueva "en defensa de Pilar Careaga". Sábado Gráfico echó el resto: recordó su pasado fascista y antirrepublicano anterior a la guerra y puso en solfa -como matrimonio de conveniencia- el de Pilar y Enrique De Lequerica, hermano de un exministro de Franco. "Don Enrique debía tener una novia o algo por el estilo, a la que hubieron de indemnizar con mucho dinero para que aceptara apartarse", escribió Marta Ruiz, quien en plena interviú osó a preguntar si creía que le hubiesen votado de haber sido elegida de forma democrática. Sin embargo, ella respondió con su trillado discurso: "Creo en un política de continuidad de los años en los que hemos construido una España nueva, con una confianza en el caudillo y esperando que las cosas continúen en España como hasta ahora. Somos una isla de paz y de progreso en un mundo muy movido. Mis deseos como española y mi afán son que esas circunstancias continúen".