Bilbao
Fue el primer político que tuvo escolta en 1979. En Euskadi le tocó bailar con la más fea. "Es que era una época difícil por el terrorismo de ETA y en un momento en el que el Partido Popular estaba casi en las catacumbas", dice Antonio Merino (Valladolid, 1940). Presidente del Partido Popular en Bizkaia y primer presidente del PP en el País Vasco, cuando pensaba retirarse de la vida política, porque había cedido los trastos a Leopoldo Barreda, le tocó ir a la Congreso, sustituyendo a Jaime Mayor, designado candidato a lehendakari. Y estuvo 14 años, cuatro de ellos por Bizkaia. "Es verdad que después de trabajar en Euskadi, Madrid era más tranquilo. Pero no como se piensa. La vida del diputado la recuerdo de casa al avión, del avión al Congreso, del Congreso al hotel... Mi vida se ventilaba dentro de las cuatro paredes del hemiciclo con la diferencia de que, al principio, dormía en un hotel y luego en un apartamento. La gente puede decir ¡qué relajado!, pero en esa etapa fui solo una vez al cine, imagina el trajín. Muchos días entre plenos y comisiones llegaba a las nueve de la mañana y salía a las doce de la noche".
En aquellos años, dos imágenes suyas, totalmente antagónicas, quedaron para la posteridad. En una aparece muy exaltado y en otra muy sonriente. No en vano corresponden a dos incidentes parlamentarios de muy distinta índole.
"En la primera foto se me ve muy enfadado a raíz de un problema que tuve con una diputada socialista que se dedicó toda la tarde a insultar al presidente, que entonces era José María Aznar. Era un debate del Estado de la Nación. Yo estaba el último del Grupo Popular y luego empezaba el Grupo Socialista, y una diputada por Málaga se dedicó toda la sesión a insultar a Aznar. Y entonces, en un momento dado, me levanto indignado y le digo al presidente Oiga, que ya está bien, y es justo cuando me capta la cámara".
Pero hay otra foto más viva en su recuerdo, la de la rotura de su escaño en noviembre de 1992, debatiendo el proyecto para actualizar la Ley de Reforma Universitaria. Tiene la anécdota tan fresca que casi veinte años después la cuenta en tiempo presente. "Cuando interviene el portavoz socialista, mi escaño se rompe y ruedo por el suelo. La reacción de todo el hemiciclo fue una sonora carcajada. Permanezco tumbado o sentado unos segundos y cuando me levanto, miro sonriente al presidente Félix Pons y entonces, los diputados reaccionan con un fuerte aplauso. Posteriormente, cuando interviene el portavoz de mi grupo, el catedrático Andrés Ollero, empieza su alocución diciendo que no le extrañaba que su compañero se desplomara dada la intervención del portavoz socialista". Y al día siguiente toda la prensa recogió el incidente.
Con 14 años de vida parlamentaria, su trayectoria está jalonada de momentos importantes como la aprobación con mayoría absoluta del PP de la Renovación del Concierto Económico en mayo de 2002. Otro de los momentos culmen gira en torno al acuerdo que alcanzaron PNV, PSOE y PP para la Revitalización de la Margen Izquierda.
Merino advierte de que los temas por los que más peleó estaban relacionados con Interior. "Aunque me decepcionó bastante el rechazo a una cuestión sobre la situación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Era un tema que había trabajado mucho, había visitado los acuartelamientos de la Policía Nacional, de la Guardia Civil, conocía el tema porque lo había vivido muy de cerca y fue rechazado por el PSOE, concretamente por Alberto Aguiriano, el portavoz. Saber cómo vivía esta gente y sus familias y que el Partido Socialista se cruzara de brazos y no hiciera nada, me desinfló". En este sentido, guarda un recuerdo muy especial del acto de imposición de la Gran Cruz a las víctimas del terrorismo celebrado en el Congreso.
Hace siete años, Merino zanjó una parte de su vida. "Lo mismo que en su día me retiré de la presidencia del PP en el País Vasco para dar paso a Barreda, en 2004 consideré que había llegado el momento de abrir las puertas a nuevos valores del partido. Tenía 64 años y había prometido a mi familia retirarme. El partido me pidió que siguiese pero estaba decidido. Me jubilé con un año de anticipación perdiendo un 4% después de 49 años de cotización. Mis compañeros me decían que me iba a aburrir pero nunca he tenido esa sensación. Me convoca el Comité Ejecutivo del partido de vez en cuando, pero por lo demás vivo totalmente apartado".
Antonio Merino reside en Laredo "porque me obligaban a seguir con escolta y eran ya muchos años de servicio". "Yo fui el primer político que tuvo escolta en 1979 y mis cuatro hijos han crecido rodeados de seguridad". En este sentido, considera que el cese de la violencia anunciado por ETA es un paso positivo. "Dicen que no van a matar, entiendo que matar ya no es rentable, pero ETA no entrega las armas, no reconoce el daño causado... Ademas lo que pasó el otro día con Yolanda Barcina, cuando le estamparon tres tartazos, da a entender que esto ha cambiado muy poco. Pero si el comunicado es el principio del fin bienvenido sea, sobre todo, pensando en los compañeros concejales que tienen la vida más dura y difícil", sentencia.