iruñea. Han pasado diez años desde que algunos destacados militantes de la izquierda abertzale aprovecharon el proceso de debate interno abierto tras el frustrado proceso de paz de 1998 para reclamar la renuncia de la lucha armada y la apuesta exclusiva por las vías políticas. Aquel proceso de reflexión culminó con la creación de Batasuna y el nacimiento de Aralar, una corriente minoritaria que, liderada por Patxi Zabaleta, decidió emprender su propio camino ante la incomprensión de los hasta entonces compañeros de militancia. Pero la apuesta ha resultado exitosa. Primero en Nafarroa, donde Aralar irrumpió en el Parlamento en 2003 como la primera fuerza abertzale con cuatro parlamentarios, y luego en la CAV, donde cuenta con cuatro parlamentarios en Gasteiz.

Diez años después de su nacimiento, tras otro proceso de paz frustrado y con la izquierda aber-tzale oficial en un nuevo proceso de reflexión, Aralar vuelve a reivindicar los principios que le llevaron a desmarcarse y emprender su propio camino. "Aralar es sensibilidad de la izquierda abertzale, y consideramos que ese espacio político es amplio, diverso y que se puede practicar por cauces civiles. No queremos cerrar la puerta a nadie, y no la vamos a cerrar. Pero la sociedad avanza, no está quieta, y los partidos no tenemos derecho a parar", advirtió ayer Patxi Zabaleta.

Flanqueado por la portavoz en el Parlamento Vasco, Aintzane Ezenarro, que subrayó que "sin Aralar no sería posible el escenario político actual", y acompañado por un centenar de militantes, el coordinador general consideró que su partido sigue siendo necesario para estructurar todo el espacio político abertzale. "Queremos extender nuestra colaboración a todos los partidos. No tenemos ningún límite al trabajo común", señaló Zabaleta, que puso el derecho a decidir como eje de cualquier colaboración.

"Defendemos el derecho a decidir en Navarra, en la CAV y en Iparralde. Es la única expresión democrática de los derechos históricos, que están obsoletos y envejecidos", subrayó el líder de Aralar, que abogó por una reforma del Amejoramiento y del Estatuto, "que no sirven ni dan respuestas adecuadas a los problemas de hoy en día". "Hacemos un llamamiento a la renovación, a levantarlos con unas nuevas bases, una de las cuales tiene que ser el derecho a decidir", reclamó.