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Los misterios del ‘Nabarra’, el buque hundido en la batalla de Matxitxako

Continúa vigente el debate sobre la localización del buque más simbólico del sentimiento abertzale Especialistas consultados coinciden en que haría falta una inversión millonaria y tecnología punta

Los misterios del ‘Nabarra’, el buque hundido en la batalla de Matxitxako

Euskadi atesora más historias épicas de las que la ciudadanía comparte. En Estados Unidos, la suerte -en este caso, tragedia- del bacaladero reconvertido en buque de guerra, bou Nabarra, sería un guión cinematográfico de quilates. A modo de simple sinopsis para todos los públicos: en plena guerra civil; el cabo de Matxitxako; arrantzales-soldado de un bacaladero de vapor repintado para el primer Ejército vasco plantan cara al crucero más potente de la armada franquista, el Canarias. Un total de 50 improvisados combatientes luchan y resisten contra un millar de fascistas. El bou Nabarra acaba naufragando en la osadía y sus máximos oficiales deciden entregarse a la muerte ahogados antes de a las manos de los franquistas. Y nace la leyenda con un verso en inglés que traducido dice: "Prefirieron la muerte a la rendición".

Setenta y tres años después, la estela de aquel mítico hundimiento se mantiene a flote en el pensamiento colectivo de Matxitxako. ¿Dónde está el Nabarra? Tras esta pregunta surca el deseo de focalizar el lugar donde descansa uno de los hitos de la resistencia y orgullo de la Historia del nacionalismo vasco.

DEIA achica agua del misterio y zarpa hacia un abierto debate con personas y empresas que han estudiado de forma titánica el hundimiento del bou Nabarra. El diario de bitácora registra impresa una pregunta: ¿Estima usted que se encontrará algún día este bacaladero de guerra, icono heroico vasco?

La mayoría de las voces consultadas lo cree firmemente. Sin embargo, justifican necesidad de dinero para ese proyecto; la segunda pica se clavaría en creer en ello y, por último, que la tecnología siga evolucionando a toda máquina. Hay, sin embargo, quien lamenta y cree que "no se encontrará, porque es un fondo marítimo inalcanzable".

Éste es el prisma realista de los científicos de la empresa Itesa, que en dos ocasiones intentaron dar con el pecio del buque vasco que se construyó en Aberdeen, Escocia.

"Es una quimera, haría falta una inversión tal, que el esfuerzo no es suficiente. En otras empresas, con el esfuerzo se puede tirar para adelante, pero en este caso es necesaria maquinaria, barcos y, sobre todo, cifras de dinero que, por ejemplo, el Gobierno no va a costear", explican desde la firma vasca que puso rumbo submarino hacia el Nabarra en mayo de 2000 y en julio de 2001. A su juicio, este buque que en un principio se bautizó como Vendaval, es "irrecuperable en un fondo tan lejano".

La persona que más ha estudiado la Batalla de Matxitxako y que analiza la efemérides de proa a popa es Juan Pardo San Gil. Desde su conocimiento, este investigador sostiene que el Nabarra se localiza en "plena fosa de Capbreton" y recuerda que la batalla se libró a 25 millas de la costa, desde donde "no se pudo ver".

Pardo San Gil estima que el buque de la armada de José Antonio Aguirre pudo tocar fondo a "entre 2.000 y 2.500 metros de profundidad". Tomando referencias mundiales, el más famoso naufragio de todos los tiempo, el Titanic está sumergido a 4.000 metros de profundidad y el Bismarck a 4.500. El Titanic, como casualidad histórica, fue fotografiado por primera vez 73 años después de la tragedia, los mismos años que se cumplen en 2010 de la gesta de Matxitxako.

"Dudo mucho -valora Pardo Gil- que el Nabarra esté entero. Más bien puede estar desparramado". No obstante, el autor del libro La Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi (1936-1939) califica de "accesible" llegar hasta el buque.

Atando cabos, el esfuerzo económico debería ser titánico. La inversión alcanzaría una cifra de millones de euros. La asociación Kresala también ha investigado y le gustaría dar con el ansiado tesoro simbólico de los vascos. En palabras del miembro de la agrupación Unai Artaloitia la búsqueda de este navío aglutina una serie de factores que pasa a enunciar: "Tiene carga histórica, política y simbólica". Esta razón conlleva a que la "ilusión" por dar un día con el bacaladero sea mayor. "Lo que está claro es que él sólo no va a subir a la superficie", deja interpretar.

futuro optimista Lo que para unos es el icono Nabarra, para otros es "una chatarra más en el fondo del mar". Pero Artaloitia se muestra "optimista" y va más allá: "Seguro que se acaba encontrando, aunque también debo decir que no sé si llegaré a verlo", matiza este vizcaino.

Kresala Begira Urpeko Taldea, con sede a caballo entre Amorebieta-Etxano y Bermeo, ha realizado un trabajo con el Gobierno vasco, de la mano del Instituto Oceanográfico en 2002, y que, aunque ya finalizó, "nosotros continuamos con nuestras inmersiones este mismo fin de semana".

La búsqueda, sin embargo, no se limita al Nabarra. Otros barcos de la Marina Auxiliar de Guerra de Euzkadi también naufragaron, caso del Goizeko Izarra, en el que navegó Santur Fradua, presente ayer en un homenaje a aquellas 900 personas y familias que pertenecieron al ejército de socorro marítimo del Gobierno de Aguirre. A su lado, Gloria Carpintero amplificaba a DEIA los recuerdos de su marido, superviviente del Nabarra fallecido años atrás. "Recordó la batalla hasta el último día de su vida y siempre emocionado. Decía que aquel 3 de marzo se les secó la ropa puesta. Fueron llevados a la cárcel de Ondarreta", rememoró a sus despiertos 92 años.

Las familias de aquellos protagonistas también sueñan con que alguien apueste por localizar el Nabarra. "¡Ojalá lo encuentren!, -enfatizó Gloria junto a una hija-. ¡Hasta los nietos tienen foto del barco en sus habitaciones! Es un orgullo". En el emocionado acto también participó el senador Iñaki Anasagasti. Se mostró esperanzador: "Yo creo que sí se acabará localizando. La técnica avanza día a día".