Ejercicio de paciencia
Arandia conquista la txapela cadete a base de constancia y pegada con la diestra Aitor Etxebarria triunfa en juveniles con nueve saques en su primera decena
Duración: 40:53 minutos de juego.
Saques: 3 de Arandia (tantos 13, 14 y 18) y 1 de O. Etxebarria (tanto 6).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 190 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 8 de Arandia y 6 de O. Etxebarria.
Errores: 1 de Arandia y 6 de O. Etxebarria.
Marcador: 2-1, 3-3, 4-4, 5-6, 9-7, 10-7, 14-8, 15-8 y 18-8.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Luis Mari Larizgoitia (con Ander Arandia) y Aitor Erauzkin (con Oier Etxebarria).
Duración: 38:50 minutos de juego.
Saques: 10 de A. Etxebarria (tantos, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 15) y 5 de Ibarrondo (tantos 2, 6, 9, 11 y 16).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 153 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 8 de A. Etxebarria y 6 de Ibarrondo.
Errores: 5 de A. Etxebarria y 4 de Ibarrondo.
Marcador: 1-0, 11-1, 12-6, 15-7, 16-7, 16-8, 17-9, 18-10, 19-11, 20-12, 21-13 y 22-16.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Arkaitz Castañares (con Aitor Etxebarria) y Luis Mari Larizgoitia (con Gorka Ibarrondo).
Incidencias: Finales del torneo Cafés Baqué disputadas en el frontón Ezkurdi de Durango. Muy buena entrada.
durango. Ander Arandia y Aitor Etxebarria se coronaron ayer en el Ezkurdi de Durango con la txapela del remozado torneo Cafés Baqué al imponerse a Oier Etxebarria y Gorka Ibarrondo, respectivamente, en dos finales con jugo propio. La juvenil estuvo mediatizada por los nueve saques en la primera decena del ciclón de Nabarniz.
En la final de cadetes, la experiencia y el poso de un Arandia dominador con la derecha fueron claves para que se impusiera la ley del arrankudiagarra sobre Oier Etxebarria, con buenas trazas y valentía, pero que penó los errores sobre el Ezkurdi de Durango. El martillo en la diestra del de Arrankudiaga resultó letal, y eso que arrastraba todavía dudas. Aun así, sus prestaciones con la mano caliente y la defensa con el sotamano fueron suficiente para triunfar.
Se liaron a pegar los dos pelotaris y demostraron que son dos guardaespaldas de futuro. Oier, con unos brazos largos y unas manos bonitas, estuvo soberbio soltándole a la pelota, pero a pesar de la potencia falló demasiado ante Arandia. Comenzó ganando el zaguero colorado, pero el lemoarra no se despegó ni un instante. Siendo más en el peloteo, Etxebarria no lo supo aprovechar. Cuando le ponía pelota arrimada a su contrincante, su zurda hacía aguas. Hasta el 4-4 estuvieron abrazados en el luminoso. Y entonces el manista de Lemoa abrió un pequeño hueco. Una dejada abajo de Ander y un saque travieso, con velocidad, puso en aprietos a Arandia. 4-6. Pero Etxebarria no aprovechó la oportunidad y marró una dejada al ancho que dio vida a su rival. Cuatro dentelladas le devolvieron el guante. A base de martillazos con la derecha atenazó a Oier, que después no supo darle la vuelta. A raíz del 9-6, Etxebarria no reaccionó; mientras que Arandia no soltó el pie del acelerador, ya tenía la diestra en plenas condiciones. Contemporizó el colorado y jugó con la cabeza: pegó y sujetó el empuje de un adversario que buscó mucha altura. Al final, 18-8 y la txapela para Arandia.
menos historia en juveniles Hubo menos historia en la final de juveniles que fue a parar a manos de Aitor Etxebarria. El de Nabarniz salía como favorito y un 11-0 de salida le puso en bandeja la txapela. Nueve saques consecutivos pusieron a Ibarrondo cardíaco. A partir de ahí, le tocó remar a Gorka contracorriente y con un adversario delante al que cualquier regalo le venía bien. Aun así, no se arrugó el zaguero de Arrankudiaga. Le costó gozar, pero lo hizo. Y lo notó Aitor, que pegó un bajón enorme. De hecho, lo hizo todo él, lo bueno y lo malo, empujado por su contrincante. Se le encogió a Etxebarria el brazo, no hay otra explicación, porque el 11-0 de salida no penó la actitud de Ibarrondo, que deleitó al público con tantos de lujo, entre ellos tres dos paredes de tiralíneas. A pesar de todo, era demasiada la distancia y Gorka se quedó en la orilla. Etxebarria aprovechó la brecha para ejercitar la paciencia.