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Cuarteles de invierno

Xala-Laskurain triunfan en el Bizkaia (22-18) y alcanzan la final del Parejas con una épica remontada

Cuarteles de inviernoFoto: david de haro

Bilbao. Con la soga al cuello, mientras acaba David Merino en el Ogueta devolviendo pelotas imposibles y ganando el partido que les metía en la final, los imbatibles Aimar Olaizola y Mikel Beroiz veían cercenado su camino, inmaculado, con quince victorias consecutivas, hasta llegar a un envite, el de ayer, en el que no importaba todo el trabajo hecho anteriormente: ni su gran primera parte del Parejas, ni sus diferencias abismales con el resto de parejas, ni nada. Los números traicioneros morían en el instante en el que se le caía la pelota a Aimar en los cuadros alegres. Y las cábalas resucitaban. Yves Xala y Aritz Laskurain, con un campeonato irregular, lleno de improvisaciones, imprevistos y cuestas empinadas, encontraban un resquicio por el que poder colarse, a costa de vencer a Olaizola II y Beroiz en el frontón Bizkaia. Y lo hicieron.

Iniciaron el partido dubitativos Xala y Laskurain, porque el delantero, que no está en su mejor momento rematador, no entraba a gusto. Se fajaron presionando al zaguero de Uharte, una roca sin paliativos que no había bajado su nivel en todo el campeonato. Así las cosas, Aimar inició la ofensiva hambriento, muy agresivo, mostrando la capacidad que tiene de elaborar y matar en los cuadros alegres. Acantonada la zurda imperial Yves, que en el primer tramo intentó cuadrar el gancho pero no encontró la trazada de escuadra y cartabón, solamente les quedó cuestionar a Mikel, quien perdió al inicio tres pelotas que dieron vida a los colorados, pero su fallo era solamente el fin de una batalla cruenta, visceral, que implicaba saltar a un Olaizola en vena y asediar a Beroiz, una muralla.

Así, a pesar de iniciar el envite con un 3-3 que evidenciaba la tensión y la igualdad, la falta de concreción colorada impulsó al cazador goizuetarra, que tenía peligro en cada cuero que tocaba, hasta crear una brecha enorme en los de Aspe, hasta el 3-9. Encontraron vida Yves y Aritz, con una herida en el marcador, al dominar y paliar los desperfectos creados por el ataque y el aguante azul. Levantaron dos cartones y cerraron un poco sus problemas. Pero cada tanto colorado venía precedido de una brega larga y dura, al contrario que los golpes rivales. Para hacer el tanto, Yves y Aritz tenían que soportar lo indecible: si dominaban, la defensa de Aimar era un bastión y la de Mikel, una atalaya.

Y, entonces, en el mejor momento colorado, con dos tantos de sacrificio, Beroiz se retiró a vestuarios y Olaizola alumbró al mejor Aimar. Aunque el uhartearra, con problemas en la diestra, acusaba los rigores de la competición. Se distanciaron los colorados hasta el 7-16, pero en la búsqueda de la zaga, tanta labor ahogó a Beroiz y su derecha hasta acercar posturas. Porque, con la clase en la nevera, Xala y un imperial Laskurain rompieron la defensa rival a base de pelotazos de sacrificio hasta igualar la contienda con el cartón 17.

Y resucitó. Xala, abonado a las grandes gestas, se echó el partido a la espalda; un partido gestado por un Laskurain enorme y un Beroiz renqueante. Le entraron entonces las ganas de acabar. Y acabó: acabó con el partido, con sus ganchos y con la incertidumbre; también lo hizo con las dudas, con el camino irregular y con Aimar-Beroiz; y, sobre todo, con su falta de inspiración, hasta última hora de ayer retirada en los cuarteles de invierno.