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El acorazado y el bombardero

El frontón Bizkaia se estrena en una tarde sellada por la emoción candente

El acorazado y el bombarderoDavid de Haro

bilbao

Había abandonado Merino II sus cuarteles de invierno al rescate del fuego cruzado de una pelota corta al ancho y Juan le hizo un gesto. ¡Quédate ahí! Retraso su posición hasta el cinco, a la caza de la pelota que Aimar Olaizola había golpeado de abajo arriba, en pos de los cuadros duros del rebote. Vuela, vuela, vuela… ¡zas! De no sabe dónde, Juan Manodepiedra engatilló un gancho soberbio, uno de esos golpes que provocan un escalofrío entre la afición pelotazale. "¡Desde ahí no!", grita una voz a mi espalda. La pelota salió como el rayo: un bala de plata que rasgó el aire limpio (lo primero que llama la atención: no hay nubes de humo en el frontón...) y besó la pared negra del frontón Bizkaia, dos centímetros por encima de los labios de fría chapa. Con medio frontón puesto en pie y el otro medio boquiabierto, tronó una estruendosa salva de aplausos. Para la estadística el tanto quedará como el 16-10 del partido, pero el Bizkaia ya tiene su primera jugada de leyenda, su primer héroe.

Quizás no debiera haberlo dicho así. Creo que fue Groucho Marx quien dijo aquello de jamás iba a presenciar un espectáculo en el que el pecho del héroe era más grande que el de la heroína. Ayer hubiese estado incómodo en el frontón, cuando los dos pelotaris coloraos abandonaban la cancha con el corazón boxeándoles dentro del pecho. Uno, el zaguero, había sido el acorazado de la tarde (arrimadas y pelotazos largos como el Amazonas...); el otro, el delantero, un bombardero letal, capaz de lanzar ganchos y voleas a quemarropa. A su paso hacia los vestuarios una corte de aficionados pelotazalesles hacían el pasillo de los triunfadores...

Hasta aquí alcanza la crónica deportiva; un toma y daca donde Merino II marcó el ritmo y Martínez de Irujo el martillo sobre el yunque. Siendo esto importante, hay otras historias que contar. Bilbao -y con Bilbao, buena parte de la Euskadi pelotazale- subió a la buhardilla del Botxo, a Miribilla, para conocer de primera mano las entretelas del frontón más grande del mundo ( "siendo Bilbao su sede no cabía nada menor", aseguraba, chirene, Jaime Etxebarria...) y averiguar si el negro os sienta tan bien. "Es curioso", me chista Javier Olaizola. "La pelota estaba muerta en Bilbao y para resucitarla la visten de negro".

Minutos antes de que comenzase el festival, arriba y abajo en los exteriores, Joseba Ruiz de Loizaga guardaba a buen recaudo las opiniones cosechadas. El director de Deportes de la Diputación, Iñaki Mujika se daba cita con Jesús García Ariño e Iñaki Gorostiza, dos txapela zaharrak que no disimulaban la emoción del estreno. Iban y venían los aficionados y lo mismo llegaba Pedro Aurtenetxe junto a su hijo Ibon, Jon Mardaras y Carlos Irazola que Carlos Lasa acompañaba al presidente del Athletic, Fernando García Macua, flanqueado por dos amigos de la infancia, Roberto Garay y Jon Isusi. Del Athletic de los viejos tiempos llegaron, entre otros, Juanan Zaldua, Dani, Josu Urrutia o el Cuco Ziganda Cuco(conserva el imán que le convirtió en un pequeño dios en las áreas de San Mamés...) mientras en los palcos nobles el lehendakari José Antonio Ardanza, el diputado general, José Luis Bilbao, quien no recordaba haber conocido el viejo frontón Euskalduna, donde triunfaron primero Chiquito de Bilbao, Arrarte, Solozábal, Chiquito de Gallarta, Azurmendi, Araquistáin o Inza y más tarde los hermanos Begoñés; y el alcalde de la villa, Iñaki Azkuna, intercambiaban opiniones junto a Ana Madariaga, Belén Greaves, Iñaki Hurtado, Julio Artetxe, Patxi Sierra Sesumaga, Julia Madrazo, el doctor Miguel Legina, Juan Mari Aburto, Josune Ariztondo, José María Iruarrizaga y un sinfín de autoridades e invitados. Un rictus de orgullo velaba sus rostros minutos antes del comienzo del partido, con todas las gradas del frontón cubiertas de aficionados llegados de todas las latitudes. Bilbao recupera su sitio en el Camino del Norte de la pelota.

"Diga usted que la madera es demasiado larga y que el cristal del rebote distorsiona lo que se ve", me chista una voz. Dicho queda. Testigos de todo ello fueron gentes tan dispares como Karlos Argiñano o Julio Alegría, Marcos Muro o Patxi Eugi, quien paseaba de un lado a otro sin quitar ojo. No fueron los únicos presentes. Entre las butacas, los palcos, el rebote y los paraísos se movieron el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan Mari Atutxa; el director de DEIA, Iñigo Camino, Manu Castilla, pelotaris como Augusto Ibáñez, Titín III; Alexis Apraiz, Iñaki Iza, Aritz Lasa (llevaba las manos armadas con tacos por si había una recaída de última hora...) o Iñigo Pascual; el legendario Miguel Gallastegi, Marcos Muro, Borja Osés, Kepa Lizarraga; la directora del Museo Vasco, Amaia Basterretxea, Juan Ugarte, Fernando Vidarte, Alfonso Urkiza, K-Toño Frade, Xabier y Pedro Tudela, el cocinero Aingeru Zabala, Ramón y Aitor Sustatxa, Manu Castilla, Juan Ugarte, Igor Camaño y un buen número de aficionados que recorrían los entresijos del frontón, como si visitasen por primera vez un palacio de Versalles: ¡entre admiraciones!

Todo ellos presenciaron (salvo que les pillase caravana en el tráfico de dos direcciones entablado entre la butaca y las sucesivas barras...) los voleones y ganchos de Irujo tras el susto (el 6-3 en los cartones acabó con el delantero renqueante...); la elegancia de Merino II al andar sobre el frontón son soltura de mariscal; el pundonor de Olaizola, aperrado al ver cómo el partido se le escapaba entre los dedos o la desorientación de Begino, demasiado pesado para moverse con soltura en el oleaje de la cancha. Lo vivieron también con emoción el presidente del Colegio de Dentistas de Bizkaia, Salvador Landa, Pilar Camacho, Laura Visga, Josu Loroño, saludándose con efusión con Fernando Otxoa; el ciclista Igor Astarloa, Markel Andrés, navarro de larga tradición pelotazaleque elogiaba el frontón "pese a que el Labrit tiene un punto de más: el sabor de lo antiguo" - "lo que faltaba", le replicó Javier Oñaederra. "¡Qué hubiésemos hecho un frontón viejo!"-, Javier Barroeta, Joseba Intxaurraga, Jimena Somoza, Yolanda Cereiro, Marta Rodríguez, Marta Arteta, Joseba Mendilibar, José Maria Igartua, Kirmen Bartuen, Iñigo Bilbao, Jon Ander Muguruza y así hasta contar los primeros tres mil. Ellos podrán decir que vieron al primer héroe de otros muchos que vendrán.