Duración: 37 minutos.

Saques: 2 de Albizu y 6 de Goikolea.

Pelotazos: 244 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 4 de Albizu y 3 de Goikolea.

Errores: 6 de Albizu, 7 Pujana, 2 de Goikolea y 2 de Murga.

Marcador: 1-11, 3-12, 4-12, 8-13, 9-15, 10-18, 10-19.

Duración: 60 minutos.

Saques: 3 de Arieta y 1 de Dorronsoro.

Pelotazos: 516 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 5 de Arrieta, 3 de Aretxabaleta y 14 de Dorronsoro.

Errores: 5 de Arrieta, 1 de Aretxabaleta, 7 de Dorronsoro y 5 de Elejalde.

Marcador: 1-1, 2-3, 4-8, 4-9, 5-12, 8-13, 9-16, 20-17, 21-20, 21-21.

Duración: 52 minutos.

Saques: 4 de Uriona y 2 de Gerrero.

Pelotazos: 411 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 7 de Uriona, 2 de Castillo y 6 de Gerrero.

Errores: 4 de Uriona, 5 de Castillo, 1 de Gerrero y 6 de Cueva.

Marcador: 0-1, 1-1, 5-2, 6-6, 7-7, 8-15, 9-16, 10-16, 19-17, 20-17.

zaldibar. Entre la agonía y la rabia remaban Iraitz Arrieta y Andoni Aretxabaleta. A contracorriente debido a la derrota de Albizu y Pujana ante Goikolea y Murga en el partido precedente, un contubernio con claro color azul. Con ese sentimiento desde el primer minuto de juego no le fue difícil a Aitzol Dorronsorro ahogar a sus adversarios. Los markinarras no sabían cómo sujetarle, hasta que hundidos en la miseria del que se ve derrotado, apretaron los dientes. Aprendieron a sufrir en el Olazar de Zaldibar y consiguieron dar la vuelta a un marcador imposible. No en vano, la reacción llegó con el 8-16 en el luminoso. Fue en el momento en el que todo Markina-Xemein empezó a empujar a su dúo en la cancha. Asimismo, la táctica cambió. Arrieta y Aretxabaleta se afanaron en bombardear al zaguero alavés, que empezó a acusar el cansancio. Mientras, en los cuadros alegres, Dorronsoro se desesperaba. La voltereta llegó con la inercia positiva colorada, que dilapidó la diferencia rival y se adjudicó el duelo juvenil.

La hora de la verdad llegaba con los seniors. Uriona y Castillo comenzaron con la misma dinámica que su juveniles: cediendo ante las acometidas alavesas. Casi como si hubieran copiado el guión, como si a los markinarras les gustara vivir al filo de la navaja, la pareja colorada no reaccionó hasta que 9-16 campaba en el marcador. Entonces, el delantero vizcaino cargó el fusil de su brazo izquierdo para alcanzar la excelencia en el gancho y acortar la brecha del marcador.

El dúo amurriotarra empezó a claudicar cuando los tantos se sucedían en su contra. Mientras Gerrero caía en la desesperación, su guardaespaldas se diluía. Hasta que, sin reacción, una dejada de Castillo acabó con la pasión de los alaveses y llevó la txapela del interpueblos de Euskal Herria a Markina.