Rafa Nadal busca la manera de poner el mejor final a su historia de amor con Roland Garros, casi siempre correspondida hasta ahora. Son catorce veces las que ha levantado el tenista de Manacor la Copa de los Mosqueteros en la Philippe Chatriert y un balance hasta ahora de 112 victorias y solo tres derrotas con la pelota en juego ya que en 2016 tuvo que abandonar por lesión antes de la tercera ronda. Todo eso es lo que pesó en su decisión de volver a intentarlo este año, en hacer todo lo posible para llegar bien preparado a este último baile, si es que es el último. Tras perderse la edición 2023, Nadal juega este año con ranking protegido, por primera vez desde su debut en 2005 no es cabeza de serie y eso le ha llevado a una primera ronda contra Alexander Zverev, cuarto favorito y reciente campeón del Masters 1000 de Roma.

La posibilidad de enfrentarse a algunos de los principales cabezas de serie estaba muy presente antes del sorteo celebrado ayer y Nadal sabe que tiene que aceptar lo que le venga. Con solo ocho choques sobra arcilla este año, en Roma su esfuerzo no fue suficiente ante un top 10 como Hubert Hurkacz y ahora le toca el mayor reto de su carrera en Roland Garros. Esas tres derrotas en París son sus únicas en partidos a cinco sets en arcilla, que en su estado físico son ahora su gran dificultad. Por eso, se está entrenado estos días con la máxima exigencia, buscando esas sensaciones que no ha encontrado desde que decidió darse la oportunidad de alargar su carrera y el límite actual de su cuerpo, ese “tomar riesgos y si me rompo, me rompo”.

Acostumbrado a ir de menos a más durante una primera semana asequible, el obstáculo inicial de Zverev obliga al balear a estar a tope ese día, que será el lunes o el martes y que puede ser el último en Roland Garros, ya que la Philippe Chatrier también acogerá el tenis de los Juegos Olímpicos en lo que Nadal quiere estar. Tampoco para el alemán será plato de buen gusto afrontar este duelo en el que toda la presión estará con él. El buen momento de Zverev, aún en busca de su primer Grand Slam, parece la mayor certeza en la edición más impredecible y abierta, en la que cualquier cosa es posible, incluso que Nadal muestre, según su entorno, un nivel mejor del que él mismo cree.

Por este lado del cuadro, viaja Novak Djokovic, que apenas ha jugado desde que cayó en semifinales del Abierto de Australia ante Jannick Sinner y aún no ha ganado ningún título ni jugado una final en 2024. Su clara derrota en Roma ante el chileno Alejandro Tabilo mostró a un jugador fallón, como desmotivado, pero al serbio ya solo le preocupan los Grand Slams y está afinando su forma en Ginebra para defender su título en las mejores condiciones. Si lo logra habrá igualado a Margaret Court con 25 títulos grandes y a Steffi Graf al ganar al menos cuatro veces cada uno de ellos. “Necesito partidos, cuantos más mejor”, ha admitido Djokovic, que pese a que reconoce que “este Nadal es otro, yo siempre le considero el gran favorito en Roland Garros”.

Por la otra parte, el sorteo colocó a Jannick Sinner y Carlos Alcaraz, los tenistas llamados a tomar el relevo, pero que han atravesado un periodo de lesiones que le impidió jugar en Roma y genera incertidumbre sobre su estado de forma actual. El italiano, ganador en Australia, tuvo que parar por unos problemas en la cadera que interrumpieron una gran trayectoria, con solo dos derrotas este año, una ante Alcaraz en Indian Wells y otra ante Tsitsipas en Montecarlo. Precisamente, sus recurrentes molestias en el antebrazo derecho han impedido al murciano tener continuidad en la gira de tierra y solo pudo jugar en Madrid, donde cayó en cuartos de final ante Andrei Rublev. Tendrá que sacarse ese lastre de la cabeza si quiere llegar lejos en un torneo que está destinado a ganar algún año.

Por todo ello, quizás este año se presente la oportunidad para los tenistas que siempre han estado a la sombra de los favoritos de siempre o los de nuevo cuño. Zverev ganó en Roma, Rublev lo hizo en Madrid y Ruud en Montecarlo, además de perder dos finales en Roland Garros. Tsitsipas también ha sido finalista en París y de Medvedev puede esperarse cualquier cosa.

Swiatek y Sabalenka

Si las incógnitas acompañan al arranque del torneo masculino, en el femenino, contrariamente a lo habitual, Iga Swiatek y Aryna Sabalenka son las dos grandes favoritas por su dominio del circuito y porque protagonizaron la reciente final en Roma, con triunfo de la polaca que también es la última ganadora de Roland Garros y busca ahora su cuarto título en la tierra parisina, tercero seguido. La bielorrusa, por su parte, acumula cinco semifinales consecutivas en los Grand Slams y tras ratificar en enero su dominio en Australia, quiere romper esa barrera que aún no le ha permitido disputar la final en París. Elena Rybakina y Cori Gauff puede ser las alternativas, a salvo de que aparezca una sorpresa como el año pasado fue la checa Karolina Muchova.