bilbao - Tal vez porque es junio y de julio solo le separa una letra, quién sabe si porque el color amarillo de la Dauphiné casa con el mismo pantone que luce el Tour, quizás porque la carrera se corre en Francia y las rotondas trazan el paisaje; un manojo de nervios tomó por la pechera al pelotón, enloquecido en su desembocadura, que necesitó protector bucal y ganas de pelea en Saint-Vulbas. En ese ring, nadie mejor que Nacer Bouhanni, que es un poco kamikaze y muy corajudo. El sprinter que golpea sacos de arena, lanzó un directo en el sprint que fulminó a sus competidores. Bailó como una mariposa, picó como una abeja. La lona para Debusschere y Bennet. Celebró Bouhanni su cinturón, el triunfo, con una feliz combinación: un par de directos, un crochet y un uppercut. En memoria de Muhammad Ali. El más grande. Bouhanni es pequeño, comprimido, pero es valiente, un punto temerario. Le gusta el peligro. Alma de púgil. Se arrancó la camisa de fuerza a dentelladas. Fuera correas. Nada de hebillas. Nacer en estado puro. Salvaje, sin domesticar. Enrollado en su cuerpo, hecho bola, el casco negro en la proa, explotó su velocidad por el carril central, el que se ganó palmo a palmo, hombreando. Así desenrolló la alfombra roja Bouhanni. “Esta mañana (por ayer) le dije al director que me gustaría ganar la etapa para podérsela dedicar a Muhammad Ali. Por eso esta victoria para mí es tan importante”. Gloria para su ídolo.

Antes de los flashes, de las poses, de esas celebraciones pugilísticas, de recordar la memoria de Ali, el pelotón se encerró en el frenopático. Amagó el viento, que es de natural caprichoso, arbitrario y cambiante, y al espinazo dorsal de la carrera le agarraron los temores como en esos días del Tour que sestean sobre la mecedora hasta que se desata el sistema nervioso y acaban en la camilla o cuando menos en el diván. Digeridos Frederik Backaert y Mitchell Docker, que se lanzaron muy de mañana a buscar unas onzas de alegría, entró la carrera en estado de pánico. Histeria entre rotondas. Se activó el gen del miedo que afecta a los dorsales a todos los dorsales por igual. Nadie gobierna el temor. Impredecible. Los grandes equipos, los que se encargan de la protección de las luminarias: Contador, Froome, Porte y Aru, entre otros, levantaron un cordón de seguridad alrededor de sus jerarcas cuando la carrera tomó propulsión.

A menos de un mes para el Tour, es preciso blindarse, evitar que una caída arrastre el curso por el asfalto y despelleje la esperanza de un triunfo en París. Frente a ese muralla de precaución, el aguijón de los equipos de los esprinters, que prefieren el aquí y ahora. No pueden esperar. Chocaron dos mundos. Los depósitos a plazo fijo pugnando con el derroche. Eso elevó aún mas la tensión del final, que de por sí acumula mucha electricidad. Sobreexcitado el ambiente, chispeante emergió el directo de Nacer Bouhanni, ciclista, boxeador, que honró a Ali en meta. Venció con las piernas, pero se expresó a puñetazos Bouhanni. Como él mejor sabe. Peleó por Ali y ganó por K. O.

1. Nacer Bouhanni (Cofidis)4h.27:53

2. Jens Debusschere (Lotto)m.t

3. Sam Bennett (Bora)m.t

4. E. Boasson Hagen (D. Data)m.t

5. Jonas Vangenechten (IAM)m.t

1. Alberto Contador (Tinkoff)4h.39:29

2. Richie Porte (BMC)a 6’’

3. Christopher Froome (Sky)a 13

4. Dan Martin (Etixx) a 21’’

5. Julian Alaphilippe (Etixx) a 24’’