bilbao. Usain Bolt tardó en disfrutar de su segundo título mundial en los 100 metros. El jamaicano, que hace de cada una de sus comparecencias un espectáculo, había pasado por las series con el aire funcionarial que le daba su enorme superioridad. Había que correr todas las eliminatorias hacia una final en la que le esperaba el oro. Y, además, justo antes de la carrera descargó una tormenta que arruinaba la posibilidad de una gran marca. El agua apagó al Relámpago de Trelawny, en cuyo rostro no asomó una sonrisa franca hasta que se vio con la bandera de Jamaica sobre sus hombros después de correr el hectómetro en 9.77, su mejor marca del año y la mejor de todas si se anulan la de Tyson Gay, cazado en flagrante dopaje.
Pero eso para Bolt es un día más en la oficina, una rutina más, nada de grandeza. Para batir su récord del mundo (9.58) tienen que darse unas condiciones que quizás nunca vuelvan a confluir y la competencia que tenía a los lados ayer en el Luzhniki es para él coser y cantar. La pelea en Moscú era contra sí mismo, contra el recuerdo de aquella salida nula que arruinó el anterior Mundial de Daegu y contra las sombras de dopaje que se han cernido sobre la especialidad en los últimos tiempos.
Con gesto adusto, el jamaicano reaccionó al disparo en 163 milésimas, el segundo más lento de los ocho finalistas, y se puso a correr con un ligero viento en contra. Justin Gatlin, el único hombre que le ha ganado en la distancia desde los Juegos de Londres, llevó la delantera hasta los 40 metros, como suele ser habitual, pero a partir de ahí la maquinaria de Usain Bolt es implacable. Alcanzando las 41 zancadas y media con las que devora la recta del estadio, el campeón superó al estadounidense un poco más allá de mitad de la prueba y cruzó la meta con cierto gesto relajado con ocho centésimas de ventaja sobre Gatlin, que a sus 31 años está en las mismas marcas que antes de pasar cuatro años sancionado por dopaje.
piernas cansadas "Tras las semifinales, sentí que mis piernas estaban cansadas y por eso quise asegurar. He venido aquí para hacer mi trabajo y ganar medallas de oro", explicó Bolt después de cumplir con la labor. "Y estoy serio porque los rusos son gente seria", aclaró. Un tercio de la labor ya está hecha ya que el jamaicano persigue ser el atleta con más medallas mundialistas, igualando a diez con Carl Lewis. Para ello, tendrá que ganar el 200 y el relevo 4x100 , algo que no parece difícil si se tiene en cuenta que cuatro de los cinco primeros clasificados ayer fueron de la isla caribeña, una mancha verde y amarilla que cubrió toda la línea de llegada.
Los dos europeos, Christophe Lamaitre -acabó lesionado y es baja casi segura para los 200 y el relevo- y James Dasaolu, cerraron la final y, como todos los demás, fueron testigos, casi convidados de piedra en otro triunfo de un deportista que quiere "convertirse en leyenda", aunque probablemente ya lo sea. Por eso, todo lo que le espera a Usain Bolt, de 27 años, por delante se va a convertir en un desafío por superar su propio legado. "No fue una carrera perfecta, solo fue uno de esos días", reconoció un atleta a quien se le pide ser genial siempre y eso es imposible. "Pero estoy feliz por recuperar el título que perdí hace dos años".